El peligro de la retórica guerracivilista: "Que los políticos digan 'nos han traicionado', lleva a la gente a la ira"

Madrid

"Hoy nuestra democracia está amenazada", "Estamos ante un golpe de Estado", "Nos han colado una dictadura por la puerta de atrás", "Con apariencias de legalidad, llego Hitler al poder". Estas y otras citas similares se han escuchado en la política española en las últimas dos semanas. Declaraciones incendiarias, guerracivilistas, que no hacen, sino incendiar más aún el debate político y social.

Declaraciones que llegan en el momento en que, noche tras noche, se repiten frente a la sede del PSOE en Madrid manifestaciones en contra del Gobierno y la amnistía que, aunque a veces pacíficas, suelen acarrear altos niveles de violencia verbal -y también física-. "Pedro Sánchez, hijo de puta", "Guardia Civil, empuña tu fusil" o "Felipe (por el rey), masón, defiende tu nación" son cánticos habituales cada noche en la madrileña calle de Ferraz.

Para comprobar si es la política la que introduce este tono y este lenguaje en la sociedad o si es al revés, si es la sociedad la que fuerza a los políticos a adoptar este tono, hemos hablado con dos profesores universitarios. Y la respuesta corta es que los dos y ninguno, que ambos se retroalimentan.

"Las élites juegan un papel fundamental a la hora de iniciar estos procesos de polarización"

Pedro Riera, profesor de Ciencia Política de la Universidad Carlos III de Madrid, explica a la SER que "las élites juegan un papel fundamental a la hora de iniciar estos procesos de polarización, pero su discurso no tendría ningún efecto si no encontrase en la sociedad posicionamientos que son receptivos a estos discursos confrontadores".

Aunque, de nuevo, esa población receptiva también ha sido polarizada desde arriba. "Para que haya polarización social, los líderes -sean estos políticos, mediáticos, sociales o culturales- tienen que plantear una situación polarizada", nos cuenta José Manuel Robles, profesor de Sociología Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid.

"Cuando algunos líderes políticos españoles nos dicen cosas como 'nos han traicionado', todos entendemos qué significa la traición, porque, por desgracia, todos alguna vez hemos sido traicionados. La respuesta a esas emociones normalmente es la ira", añade. Y sobre las apelaciones a la Constitución, en medio de cánticos fascistas, Riera opina que "por mucho que se vendan o se presenten las ideas como defensoras del constitucionalismo, lo cierto es que el lenguaje público, la expresión pública, es cada vez más dura".

La mera aparición de estos discursos es ya inquietante, pero "a mí lo que me preocupa es que este discurso cale en la sociedad y haga invivible nuestro país, que la convivencia se degrade", dice Robles.

Rebajar el tono político, hacer crítica constructiva y no utilizar términos o conceptos que deslegitimen cualquiera de las instituciones del Estado serían los ingredientes, según los expertos, para bajar la presión de la olla política.