Cuando el ruido al masticar se hace insoportable: el 69% de los conflictos de pareja nunca se solucionan (y no pasa nada)

Madrid

En la década de los noventa, el matrimonio formado por los investigadores Julie y John Gottman, identificó “los cuatro jinetes del apocalipsis”, los cuatro comportamientos que predicen, según ellos, el divorcio de una pareja: una crítica constante, estar a la defensiva, mostrar desprecio y evitar comunicarse. Su estudio más famoso, en el que analizaron cómo interactuaban 95 matrimonios recién casados, logró más de un 80% de aciertos y sentó las bases del “método Gottman” que hoy aplican habitualmente los psicólogos en las terapias de pareja. En este episodio de Tenemos que hablar, una serie de reportajes sobre la vida en pareja, nos colamos en la intimidad de tres relaciones para destapar esas “pequeñas cosas” que marcan la convivencia. ¿Cómo sobrevives si tu compañero pone el papel higiénico del revés? ¿O si uno de los dos cree que hay meter los platos en el lavavajillas sin enjuagar?

"Si no tuvieras estos problemas, tendrías otros"

Ana y Ángel se conocieron en el trabajo y empezaron a vivir juntos hace quince años, apenas tres meses después de iniciar su relación. Convivir desde el principio, creen, les ha ayudado a adaptarse mejor el uno al otro, aunque siguen limando sus diferencias con la limpieza: "Yo no lavaría tanto un pantalón, como hace Ana, también por ecología y sostenibilidad. Un vaquero tiene varias puestas", defiende Ángel. Elena y Jota, sin embargo, empezaron a vivir juntos después de matrimonios anteriores. Reparten las tareas según sus gustos: ella cocina; él hace la compra y pasa la aspiradora. ¿Algo con lo que Elena no transige? Salir de casa pasadas las 07:52. “Un día me animé a acompañarla a andar por la mañana, y debimos salir tres minutos más tarde... pues ya fue cabreada todo el camino”, recuerda Jota entre risas. Por su parte, Mari Carmen y Juan pueden presumir de haberse encontrado muy pocas manías el uno al otro en los 42 años que llevan viviendo juntos. Pocas, pero no ninguna: “A estas alturas de la vida, cuando ya tus hijos se van y tienes la casa en silencio, de repente te das cuenta de que el otro ¡hace ruido comiendo!”, bromea Mari Carmen.

Los pantalones, la puntualidad o el ruido al masticar forman parte de ese 69% de los conflictos que, según John Gottman, probablemente las parejas nunca resolverán. "La mayoría de conflictos son perpetuos, y si te hubieras casado con otra persona no tendrías esos problemas, pero tendrías otros", explica el investigador en esta charla sobre cómo hacer que el matrimonio funcione.

El 31% de consenso, con calma y dulzura

Si el 69% de los conflictos de una pareja no se solucionan, ¿qué ocurre con el 31% restante? Según los expertos, las parejas que perduran afrontan esos conflictos de una manera particular: con dulzura. “Ahora ya con tacto le digo: ‘oye, que digo yo, que pienso, que qué te parece...’. Creo que lo bueno es que, si algo no te gusta, seas capaz de decirlo", cuenta Jota de sus disputas con Elena. Con el tiempo, Ana y Ángel han aprendido a calmarse durante las discusiones: “Aunque parecemos calmados, somos los dos de fuego. Ya he aprendido que es mejor pensar antes de hablar”. En su investigación, los Gottman registraron el ritmo cardíaco y la velocidad de la circulación sanguínea mientras las parejas interactuaban y comprobaron que, efectivamente, calmarse es esencial para resolver los problemas. “Si tienes paciencia, los momentos felices siempre vuelven”, dice Juan. “También tiene que existir amor, claro”, añade Mari Carmen, “A mí Juan me sigue gustando, me sigue poniendo...” — se ríen— , “tiene que seguir existiendo algo de chispa”.