La banalidad de la hipérbole
Pero con la hipérbole se banaliza la situación. Y no debería ser así
La banalidad de la hipérbole
01:29
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Madrid
La banalidad de la hipérbole. Las hipérboles se han convertido en una característica central de la vida pública de nuestro país. De la mañana a la noche escuchamos, expresamos, hipérboles. Una parte de ellas reflejan la complejidad del mundo de nuestro alrededor. Es difícil no ser hiperbólico, sino sencillamente realista observando la catástrofe humana que estamos consintiendo en las ciudades, pueblos, hospitales y caminos de Gaza o en la semiolvidada guerra de Ucrania, que pronto cumplirá los dos años.
Pero también visitamos el terreno de la exageración, por ejemplo, cuando unos jueces devaluados por su actividad corporativa aseguran, olvidándose de su propio caso, que estamos a punto de asistir a una abolición del Estado de Derecho en España, o cuando la fundación de Aznar acusa al Gobierno de abrazar nada menos que la destrucción del orden constitucional. O cuando el líder del PP, Núñez Feijóo, declara que una Ley de Amnistía que no conoce convertir en represor al Tribunal Supremo. Todos estos ejemplos habrán quedado viejos y superados por otros aún más hiperbólicos entre el momento en que se escriben estas líneas y cuanto salten en antena, entonces habrá mucho más. Pero con la hipérbole se banaliza la situación. Y no debería ser así.
Joaquín Estefanía
Es periodista, exdirector del periódico 'EL PAÍS' donde sigue firmando columnas. También colabora en...