La salvaje ira no resolverá nada

Madrid

El gobierno israelí justifica sus fortísimos bombardeos, ayer y hoy, sobre un campo de refugiados de Gaza en que en alguno de sus edificios se escondían responsables de Hamás. Está justificado matar a cientos de inocentes, entre ellos decenas de niños, con bombas de 600 kilos, si con ello se acaba con semejantes monstruos, alegan. Está justificado matar en menos de un mes a más de 8.000 personas, de ellas 3.600 niños, si se acaba con la estructura de Hamás. Lo dice Israel y le apoyan Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido. Y logra el silencio cómplice de muchos países árabes.

Pero no es verdad. No está justificado y nunca lo estará. Seguramente Israel no está cometiendo genocidio, pero sí feroces crímenes de guerra. Y ni tan siquiera garantizan que Hamas desaparezca, como bien saben todos ellos. Cuando Estados Unidos sufrió el ataque a las Torres Gemelas, que provocó casi 3000 muertos, declaró la guerra al terror, pero no respondió bombardeando Jalalabad hasta su total destrucción.

Incluso cuando años después localizó a Bin Laden en un barrio de una ciudad pakistaní, no bombardeó el barrio entero, sino que se arriesgó con una operación destinada a matarle solo a él. Y diez años después de que aquel terrible terrorista muriera, Al Qaeda sigue activa y operando en una red descentralizada. La salvaje ira del gobierno de Israel, y conviene decirlo ya, de los mandos de sus Fuerzas Armadas, no resolverá nada.