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Cuando hay pasta, no son fardos, son inversores

Se trata de deshumanizarlos, de despojarlos de casi todo y al mismo tiempo de otorgarles unos privilegios inexistentes, pagados, no se les olvide, con sus impuestos

Hay veces que no somos conscientes de la fuerza de las palabras. Cuando los responsables políticos se refieren a la llegada de migrantes a las islas Canarias con un puñado de términos desafortunados, irresponsables y muy intolerantes. Hablan de fardos, de oleada, de enfermedades, de inseguridad, de invasión. Fardo, que define la RAE como “lío grande de ropa u otra cosa, muy apretado, para poder llevarlo de una parte a otra”. Invasión, ese término que rechazó hace años Juan José Vivas, presidente de Ceuta, al hablar de la inmigración en su ciudad.

Ángeles Caballero: "Cuando hay pasta, no son fardos, son inversores"

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Se trata de deshumanizarlos, de despojarlos de casi todo y al mismo tiempo de otorgarles unos privilegios inexistentes, pagados, no se les olvide, con sus impuestos. En todo esto, siempre hay un concejal que se pasa cuatro pueblos, que casi nunca pierde su puesto de trabajo; o el mismo diputado de siempre encantado de tener su segundito de gloria. Permíteme que no les cite, no engordemos su ego, no despertemos más a la caverna.

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Está la fuerza de las imágenes que vemos estos días. Me fijo en una que sale en la portada de un periódico nacional. Nos muestra a tres migrantes, de tez oscura y mirada perdida, alguna que otra sonrisa forzada, no se sabe si por nervios o por sentirse observados. Están asomados a un balcón, con el teléfono móvil en la mano. “Pues muy tristes no se les ve”, dirán algunos. “¡Y vaya móvil! Tú me dirás”, protestarán otros.

Está la fuerza de los titulares. María es una amiga ecuatoriana, lleva años en España y tomamos café juntas esta semana. La televisión del bar no tiene sonido, pero las dos vemos el rótulo que acompaña la noticia: “Inmigrantes en un balneario”. Contengo mi interpretación de los hechos porque no quiero soltarle la enésima turra sobre el periodismo. Pero es ella la que dispara. “Nosotros cuando llegamos nos pusimos a trabajar como locos con tal de tener papeles, y mientras tanto a ellos les traen en aviones, les alojan en hoteles y les darán de todo. Mi sobrina lo ha visto en Tik Tok”. Intento explicarle algo de este asunto, sujetando cualquier atisbo de condescendencia y de superioridad moral. Pagamos y ahí acaba el asunto.

Y está la fuerza del dinero. Que es mucho más poderoso que cualquier fenotipo. Ése te abre las puertas de casi cualquier sitio. Te reciben con flores, una alfombra roja, lo que haga falta. Como esa visa para inversores que ofrecen algunas comunidades autónomas y también el Gobierno de España. Leo en la web del ministerio de Industria, Comercio y Turismo que pueden solicitar un visado o autorización de residencia aquellos extranjeros no residentes en la UE que realicen una inversión significativa de capital. Si tienes dos millones de euros en títulos de deuda pública española, un millón de euros en acciones en empresas españolas, en fondos de inversión, o en depósitos bancarios en entidades financieras españolas o te ha dado por adquirir un inmueble por más de medio millón de euros en este bonito país.

Cuando hay pasta de por medio, ahí no molestan. No son fardos, no son animales. Tampoco son simplemente personas. Son, nada más y nada menos que señores inversores. Sean ustedes bienvenidos a esta casa.

Ángeles Caballero

Ángeles Caballero

Periodista. Colabora en 'Hoy por Hoy', con Àngels Barceló. Escribe en El País. Y habla en La Sexta.

 
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