Genocidio
"Construida bien entrado el siglo XX a partir del 'genos' griego, que se refería a la tribu, raza o pueblo y que nos dejó el gen, la genética o la genealogía, y del sufijo '–cidio' latino, que deriva del verbo matar"
Madrid
A veces la lengua tarda siglos en encontrar la palabra precisa para nombrar fenómenos tan viejos como la humanidad. Sucede con la palabra genocidio, construida bien entrado el siglo XX a partir del 'genos' griego, que se refería a la tribu, raza o pueblo y que nos dejó el gen, la genética o la genealogía, y del sufijo '–cidio' latino, que deriva del verbo matar. Es una palabra que se autoexplica y tiene autor conocido, Raphael Lemkin, un profesor polaco judío que consiguió escapar del nazismo y la acuñó en 1944 en un libro que describía el horror nazi. Así puso nombre a lo que Churchill había calificado de “crimen sin nombre”.
Más información
Del libro de Lemkin pasó a la Convención de la ONU sobre Genocidio de 1948 y a las leyes nacionales. En el Código Penal español entró en 1971, aunque fue papel mojado para juzgar el genocidio doméstico. A nuestro diccionario había llegado mucho antes, en 1956, para definir “el exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivos de raza, de religión o de política”. La palabra holocausto tardó más tiempo en llegar. La empezaron a usar historiadores judíos a finales de los años 50, se extendió en los 60 y se popularizó en todo el planeta tras la emisión en 1978 de la serie televisiva Holocausto. En este caso la RAE estuvo más lenta. La Incluye con este sentido en 1989 como “gran matanza de seres humanos”. Y no es hasta 2014, cuando incluye la acepción que se refiere concretamente al “exterminio de judíos y otros grupos humanos llevado a cabo por la Alemania nazi”. Tristemente, cambian víctimas y genocidas, pero la palabra y el fenómeno, permanecen.
