Xoel López presenta su nuevo disco 'Caldo Espírito': "Son canciones con las que he llorado en el estudio"

«Música cálida, transoceánica y hecha con el corazón como antídoto a la frivolidad que promueve la sociedad actual». De estos tres ingredientes nace «Caldo Espírito», la última propuesta del gallego Xoel López. Ya son dos décadas en la industria musical, primero como Deluxe e incluso con trabajos en inglés, pero, de nuevo, vuelve a incluir sus reminiscencias de la Galicia de infancia en cada canción. «Avanza, avanza» rezaba en la que, probablemente, sea una de sus canciones más reconocida: «Lodo». Canta también que del «lodo crecen las flores» y el cantante del hoy es el niño que paseaba por la A Coruña de la década de los 80. Este último disco nace en su habitación de siempre. En la casa de sus padres. Tenía un pensamiento claro, el disco tenía que dar calor. «Nunca me he planteado dejarlo, voy a hacer discos toda mi vida sí o sí», asegura. El calor quema especialmente en un caldo, más aún cuando se toma en un un mundo frívolo, también mercantilista, donde se olvidan los «pensamientos del corazón». El título de esta nueva obra cabalga entre el italiano y el gallego. Lo ha hecho por sus principios, ha «jugador» y es, como asegura, lo que siempre ha hecho con los discos. En italiano «caldo» significa «caliente», y el gallego «espírito» significa «espíritu». «Este disco solo tiene una canción en gallego, yo nací con nombre de niña, Xiana, en esa canción le hablo a esa niña», matiza al preguntarle por los idiomas en los que ha escrito Cuando mira atrás, ve el camino que ya ha andado, pero también el que le queda por recorrer. En todo su repertorio hay otro denominador común: lo que ha «flipado» siempre con la música. Por este motivo, para sus nuevas 11 canciones, se ha dejado sorprender por el camino. Incluye, en este disco «cocinado a fuego lento», música caribeña con ecos de pop. «Hay mucha crudeza, es como si volviera a ser un adolescente que descubre la vida como 46 años», resume. El dolor se puede transformar en merengue, para poder bailarlo y cantarlo. De esta intención nace «Mágica y eterna», un viaje introspectivo sobre el deseo de ver lo que no es y nos invita a cuestionar la realidad y sumergirnos en el pensamiento mágico, con una una armónica «dylaniana». Por otro lado, el tema «Albatros» se presenta como una pequeña reflexión filosófica sobre el agobiante mundo de la presión y el estrés inducido por el sistema y las redes sociales. Para los poetas románticos, los albatros representaban la libertad. La letra aborda el anhelo de liberación de este yugo, la necesidad de buscar la libertad de las personas que no persiguen ningún objetivo específico. Explora la constante sensación de vigilancia, la saturación de comunicación, el individualismo, el egoísmo, la desconexión. «Me gusta juntar lo clásico con las cosas de ahora», comenta sobre las influencias de artistas contemporáneos. Resultado de ello, y de un retiro a una cabaña, sale este repertorio. «Glaciar» es un tema con sombras de la pandemia. Un paisaje onírico donde la autenticidad de las relaciones se pone a prueba en tiempos de desolación. Suena al más puro pop clásico con ciertas reminiscencias de los 80s y 90s. Entre el frío gallego y el calor latino nacen estas canciones. Xoel asgura que sus creaciones serían imposibles si no se abriera a conocer gente. Una herencia familiar, ya que en su casa siempre se han visto atraídos por otras culturas. Aunque lleve su firma en grande, han colaborado gran cantidad de artistas del panorama internacional. Destacan Domenico Lancellotti, un artista brasileño que fue compañero de pupitre de Moreno Veloso, el hijo de Caetano. Lo conoció en la sala Arena, de Madrid, hace años y ahora han podido materializar esa relación. También participan, entre otros, el venezolano Leo Aldrey o el catalán Campi, quien viaja con Drexler por todo el mundo. El próximo 29 de noviembre a las 21 horas cantará, en concierto, en el Wizink Center.

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El coruñés ha recurrido "a la crudeza de la adolescencia" para ofrecer, en su decimosexto álbum, "canciones más personales": "He ido a componer a una cabaña"

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