El Supremo rechaza endurecer la pena a un celador que abusó de una paciente tras una intervención quirúrgica

Madrid

La sala de lo penal del Tribunal Supremo ha rechazado el recurso de los padres de una menor de 16 años a la que un celador introdujo los dedos en la vagina mientras estaba en una sala de reanimación, tras una operación de amígdalas. En la habitación se encontraban también una enfermera y el anestesista practicando las maniobras de reanimación para despertar a la paciente. Fue la enfermera quien levantó la sábana y sorprendió al celador metiendo los dedos a la joven. El Tribunal de Justicia de Valencia impuso cinco años de prisión al acusado, pero la familia de la paciente recurrió pidiendo un incremento de la condena, teniendo en cuenta que hubo prevalimiento y que ella se encontraba en situación de especial vulnerabilidad.

Sin embargo, el tribunal descarta aumentar la pena. Dice la sentencia que no hubo prevalimiento porque el celador no se aprovechó de una relación de superioridad para doblegar la voluntad de la víctima. Ella estaba "dormida como consecuencia de la anestesia que se le había administrado para la práctica de la intervención quirúrgica previa". Tampoco existió una situación de especial vulnerabilidad "por mucho que ella solo tuviera dieciséis años y que se encontrara en situación de sueño inducido". Afirmación que se basa en que "fue precisamente la enfermera quien, en el desempeño de su ocupación profesional, levantó desde los pies de la camilla la sábana que cubría a la paciente, pudiendo reparar en ese momento en las maniobras que de manera subrepticia y sobre el cuerpo de aquella, efectuaba el acusado, lo que, naturalmente, puso inmediato fin al delito cometido".