Guerra de exterminio
Cuánta causa noble envilecida. Cuánta tristeza
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Barcelona
Esto no es un pulso entre israelíes y palestinos. Es una guerra entre un grupo violento que utiliza tácticas militares y terroristas, Hamás; y un Gobierno autocrático, que incumple la legalidad internacional y no protege a sus ciudadanos, sean de una u otra etnia o religión, el de Benjamin Netanyahu. Lo peor es que no se trata de una guerra cualquiera. Más que buscar la victoria propia, pretende el exterminio del rival. Por eso a la brutalidad asesina de las incursiones de infiltrados, en granjas, plazas y fiestas bailongas en el desierto, se le responde con la brutalidad del bombardeo indiscriminado a la población civil, con el asedio medieval a una población, a la que se le niega el pan y la luz.
Las primeras víctimas de este desastre son los jóvenes, los niños, los viejos y viejas. Lo seguirán siendo.
Ninguna condescendencia con los violentos de Hamás, por más que la causa palestina suscite simpatía. Su desempeño es incluso peor que el del 11-S contra las Torres Gemelas de Nueva York. Porque es cruelmente individualizado. Este grupo no encarna la representación legítima de su pueblo: lo representa la Autoridad Palestina, moderada y legalista. Apoyo a la legítima defensa, pero no a la venganza, la crueldad ni a la desproporción de castigar por igual a milicianos y bebés. Cuánto horror. Cuánta causa noble envilecida. Cuánta tristeza.
![Xavier Vidal-Folch](https://s3.amazonaws.com/arc-authors/prisaradio/f7168c26-a49a-4d73-9ec3-792aee7f62bf.png)
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...