Feijóo habla de incoherencia numérica cuando él estuvo igual

Ayer se dieron un par de situaciones políticas muy relevantes y de profundo contraste entre sí. La primera es la designación, ya, de Pedro Sánchez como candidato a la investidura. Lo propuso el rey Felipe VI, una vez fracasada la investidura de Alberto Núñez Feijóo, que acudió a ella sabiendo que no tenía los votos suficientes porque los de Vox espantan a los de cualquier otro posible apoyo. Ahora es el turno de Pedro Sánchez que, a tenor de lo que van diciendo el resto fuerzas políticas, tampoco lo tiene amarrado aunque dispone de algunas pistas que le permiten pensar que puede conseguirlo. En dos ocasiones se ha escenificado ya en el Congreso, lo que puede ser la mayoría de la investidura, en la composición de la mesa de la Cámara y en el 'no' a Feijóo. Llamaba, por cierto, ayer la atención que fuera el líder del PP el que acusara al nuevo candidato de incoherencia numérica, cuando él estuvo en la misma situación.

Pero bueno, son cosas que se dicen como las que repitió el propio Feijóo después de su encuentro con el Rey. Que si investir a un perdedor como Pedro Sánchez es una anomalía, democrática, añado yo, que si la mayoría que pueda conformar Sánchez es una mayoría negativa, que el único proyecto en común que tienen es haber perdido las elecciones, que si va a ser el gobierno del miedo... La sobreactuación habitual que el PP quiso llevar ayer hasta el Senado con la votación de una moción sobre la amnistía con la que pretendía retratar a los socialistas disconformes. Fracasó, todo el grupo socialista votó en contra de la moción, incluso aquellos, como Lambán, que se ha mostrado muy crítico con la amnistía.

Ya ven que no hay tregua, ni la habrá ni en la investidura, ni en la legislatura, si es que sale adelante, y por eso, ayer nos llamó mucho la atención el otro momento político del que quiero hablarles. La comparecencia conjunta de la vicepresidenta tercera en funciones, Teresa Ribera, y el presidente de la Junta de Andalucía, el popular Moreno Bonilla. Consiguieron acordar dejar en suspenso la polémica norma aprobada por el PP y Vox para legalizar los regadíos de Doñana. Moreno Bonilla, que se mostró inflexible al principio, da marcha atrás y el gobierno se compromete a invertir para proyectos sociales en la zona afectada. Y lo contaron, juntos, y nadie levantó la voz y fue gratificante por un rato ver que los acuerdos para las cosas que importan a la gente son posibles. Fue una rueda de prensa con efectos balsámicos, ojalá no fuera la excepción.