¿Quién es Feijóo?

Madrid

Ha acabado el intento de investidura de Feijóo: en fiasco. Solo investido como líder de la oposición, que ya lo era. Si eso parece que satisface a los suyos, imaginemos cómo place a los demás. El que ha gastado más retranca, elegante, eso sí, ha sido el peneuvista Aitor Esteban. Decía que ya había aprendido a conocer un poco más al candidato de la derecha. Y, sin embargo, concluía que no era, que no es, alguien de fiar. Se comprende. Porque el caballero Feijóo denuncia en falso a los otros por no hacer lo que él reclamaba y no hizo con autonomías y municipios: que no le pidan votos para que Sánchez siga en el poder, protestaba. Porque eso sería cinismo. De izquierdas, claro. Pero es que resulta que quien lo pretendía no era ningún rojo, sino su colega Esperanza Aguirre. Afirmaba que ella sí cedería votos a los sociatas para que se desembarazasen de todos los demás horrores. Nadie la siguió.

El episodio es igual que el de renunciar a lo que no tenía posibilidades de obtener, como los votos del centro-derecha democrático, ahuyentados por sus malas compañías de Vox. O que el de enemistarse aún más con los demócrata-cristianos vascos: ayer les pedía árnica y hoy les azotaba.

Pero lo más glorioso es que acusaba de tránsfugas a sus rivales del PSOE; tránsfugas… a sus electores. Cuando el único que quiso comprar votos de inexistentes tamayos socialistas –y solo lo logró con los de la derecha navarra—fue su propio partido. Se comprende que Aitor Esteban esté desconcertado con Feijóo, que no sepa quién es, verdaderamente. Es que al gallego seguramente le ocurre lo mismo. Quería ser presidente y le maravilla que los suyos aún no le hayan traicionado. Grande.