Los hooligans y los irónicos

Madrid

El debate de investidura empezó esta mañana con una racha de embestiduras, a cargo del candidato conservador Alberto Núñez Feijóo, recibidas con entusiasmo por sus hooligans. Con envoltorio pausado repartió vitriolo, de forma insistente, en toda su intervención. Fue tanto más una moción de censura que una de investidura. Y a decir verdad, sus propuestas han consistido más bien en poner a contraluz las realizaciones de sus rivales que en formular nuevas políticas alternativas. Que es para lo que se supone sirve una sesión como esta. Algunos esperaban un sólido programa económico. No lo han recibido. Muchos gastos dispersos, sí, pero apenas ninguna fórmula para atraer ingresos con los que financiarlos. Otra vez ha quedado Feijóo en terreno de nadie: discurso suave en las formas, contenido y realizaciones extremistas de su gente. Por eso tendrá difícil mantenerse en el puesto de mando de un partido que no tolera a los indecisos… salvo que sean muy ocurrentes y se llamen Mariano.

Lo que no estaba en el guion de muchos fue la réplica. Pedro Sánchez se la ha encomendado a un diputado no muy conocido, Óscar Puente, exalcalde de Valladolid. Solo su renuncia a intervenir personalmente ha rebajado el listón que Feijóo se había imaginado esforzadamente. Ahora se las ha tenido que ver con un concejal. Si no quieres caldo, dos tazas. Si él se ha dedicado meses a despreciar al “sanchismo”, este le devuelve las tornas. No le considera de nivel para esta confrontación, tras tanta invectiva. Y para mayor dureza, Puente ha usado un tono insólito en la actual retórica de las izquierdas: con ironía, y hasta mordacidad, se ha permitido mofarse del presidenciable. Le ha recordado su amistad con un narcotraficante, sus sobresueldos, la ocultación de su patrimonio. Lo intolerable para la bancada conservadora, que le ha interrumpido más de lo que ha podido hablar. El debate sigue, así que abrevio.