Fele Martínez: "A mí el Goya por 'Tesis' me llevó tres años gestionarlo"

Madrid

Su vida profesional, de alguna manera, empezó como —en el mejor de los casos— termina la de algunos y algunas: ganó un Goya al mejor actor revelación cuando apenas estaba en el segundo año de sus estudios cinematográficos. Es Fele Martínez (Alicante, 1975) a quién participar en Tesis, la ópera prima de Alejandro Amenábar, le cambió definitivamente la vida. "De la noche en la que me dieron el Goya recuerdo que estaba seguro de que no me lo iban a dar. Y fue curioso, porque yo, en la ceremonia, cuando llegó el momento, ni siquiera llegué a escuchar mi nombre. Tuvo que ser mi hermano el que me diera un codazo y decirme que me lo habían dado. Después recuerdo levantarme, el camino hasta el premio que me pareció el trayecto más largo del mundo, con el público aplaudiendo como en cámara lenta", comenta el actor alicantino.

Después su corto discurso con un Goya en la mano, recordado como uno de los más cortos de la historia del certamen, "Cómo pesa este premio..." "Bueno, pues me voy....", lo ha acompañado siempre. "De hecho estoy deseando ganar otro para que me recuerden por el nuevo y no por aquel". De todas formas —explica Martínez— "a mí ese Goya me llevó tres años gestionarlo".

Fele es una máquina propagando anécdotas, como aquel rodaje en Brasil en el que su personaje, que debía ir en silla de ruedas, le dio la idea de representarlo las veinticuatro horas del día para hacer suyo el papel. Hasta que estando una mañana en el desayuno del hotel, en pleno buffet, manejándose mal para servirse todas las cosas que uno sólo como en un hotel, decidió de repente levantarse de la silla... "Recuerdo a la mujer que tenía al lado gritando: "Milagro, es un milagro".

"Ese es seguramente el mayor impacto que he recibido"

También recuerda cuando comiendo en casa con sus padres y hermano comentó que finalmente no se había apuntado a ninguna universidad, que él lo que quería era ser actor. "Recuerdo a mi madre diciendo al escuchar eso que tenía que hacer cosas en la cocina, a mi hermano marchándose también y a mi padre preguntando en alto: "¿Cómo?"

La decisión fue correcta y de ello hablan bien películas como Los amantes del círculo polar, Carmo, Abre los Ojos, El tiempo de la felicidad o Lágrimas negras, de Ricardo Franco, que el director no pudo terminar al fallecer en pleno rodaje de esta cinta protagonizada por Martínez y Ariadna Gil. "Ese es seguramente el mayor impacto que he recibido. Cuando acudo al rodaje y me dicen que Ricardo había muerto".

Ahora sigue triunfando con la serie Machos Alfa y como director teatral, a punto además de estrenar en los escenarios Animales de compañía. Pese a que él se desmiente: "Bueno, yo más que un director, soy un actor que da notas". Preguntado por rebajar su currículum dice convencido: "El mejor currículum es el último trabajo. Yo nunca me hago ilusiones de las cosas porque luego si no se cumplen las expectativas me agobio mucho".

Y se marcha a la calle, despojado de cualquier atisbo que podría presumirse en alguien del mundo del espectáculo al que le van las cosas bien, rechazando el taxi porque, "si vas con tiempo, ir caminando a los sitios en Madrid es una maravilla".