Sucedió Una NocheLo que el cine nos dejó
Cine y TV

Jeremy Irons: el elegante seductor

El actor inglés, ganador de un Oscar; dos Globos de oro; dos Tony y tres Emmy cumple hoy 75 años.

En el año 2002, cuando Jeremy Irons tenía 55 años, vino a España a presentar la película Callas forever. Entonces le preguntamos cómo llevaba lo de envejecer. “Creo que envejecer es maravilloso porque amo la vida y me extraña que la gente diga que ser viejo es horrible”, nos contestó. “Cada diez años me encuentro mejor. Mis 20 años fueron geniales. Los 30, mejores todavía. Los 40 fueron maravillosos y los 50 me sientan muy bien. Me muero de ganas de llegar a los 60”, aseguraba entonces.

Su etapa de esplendor en el cine la encontramos en las décadas de los 80 y los 90 del siglo XX, que corresponden a sus años de vida entre los 30 y los 50. A partir de este siglo, sin embargo, los papeles protagonistas han empezado a escasear para él, pero a cambio ha podido acceder a personajes diferentes y ha dejado también excelentes interpretaciones como secundario. Le vimos haciendo de tiburón de las finanzas en vísperas de la crisis de Leman-Brothers en Margin Call, o en El mercader de Venecia, donde nos brindó un duelo interpretativo de altura con Al Pacino. También, hace un par de años, dio vida a Rodolfo, el patriarca de La casa Gucci.

Jeremy Irons en una escena de La casa Gucci.

Jeremy Irons en una escena de La casa Gucci.

Atractivo, elegante, fibroso… su mirada triste nos desorienta, ya que lo mismo le sirve para mostrar perversidad que una profunda melancolía. En sus vitrinas tiene un Oscar, dos Tony teatrales y tres Emmy televisivos, lo que le convierte en uno de los 9 actores que han ganado la “Triple Corona” de la actuación a lo largo de la historia. Actor siempre contenido y sobrio, no sigue las enseñanzas del “método”, pero tira de emociones propias para preparar sus personajes. “Actuar es simplemente explorar primero y expresar una situación concreta para la cámara. Por eso exploro las cualidades específicas que necesito para ese personaje y las encuentro siempre en mí mismo. La experiencia de vivir me hace cada vez un instrumento mejor para lograrlo según voy envejeciendo. Eso espero al menos”, dice.

Cuenta Jeremy Irons que vocación, lo que se dice verdadera vocación de ser actor, nunca tuvo en realidad. “Recuerdo que el primer libro que me regaló mi padre fue una biografía de Chaplin y de alguna forma me enamoré de esa forma de vida de los actores. Luego empecé a estudiar teatro y fue un tiempo muy feliz. Pero llegué a este oficio casi sin pensarlo, simplemente me iba como anillo al dedo, nos llevábamos bien él y yo”, recuerda.

Empezó representando a Shakespeare en los escenarios, pero fue su participación en un musical lo que le convenció definitivamente para dedicarse a este mundo. Jeremy Irons hacía el papel de Juan el Bautista en la producción británica de Godspell. “Estuve haciéndolo durante dos años en el West End y recuerdo perfectamente un día que estaba sentado en el escenario mientras otro actor cantaba una canción. Recuerdo mirarme los zapatos de atrezzo del personaje y pensar, ¿sabes qué?, esto me gusta, me quedan como un guante”, afirma.

jeremy Irons in 'Brideshead Revisted." ©ITV/Rex  Features.

jeremy Irons in 'Brideshead Revisted." ©ITV/Rex Features. / ITV / Rex Features

1981 es el año de su salto a la fama gracias a una serie de televisión y a una película. La serie era Retorno a Brideshead, una de esas lujosas producciones británicas que arrasó en medio mundo. La película, La mujer del teniente francés, al lado de Meryl Streep. A partir de entonces comienza su etapa de esplendor a lo largo de los años 80 y 90. Fue el piadoso padre Gabriel en La misión de Roland Joffé. Derrochó pasión y sensualidad en Herida, de Louis Malle, junto a Juliette Binoche. Hizo de Aramis, el mosquetero, en El hombre de la máscara de hierro. También fue Kafka, o Humbert Humbert en el remake de Lolita, incluso hizo sudar lo suyo a Bruce Willis dando vida al malo de la tercera película de la saga Jungla de cristal.

El cenit de esta época gloriosa de su carrera lo había logrado en 1990 con el Oscar al mejor actor que ganó por El misterio Von Bullow, en la que daba vida a un aristócrata acusado de dejar en coma a su esposa. En su discurso de agradecimiento por este premio dio las gracias a David Cronemberg, que le había dirigido un par de años antes en el que él considera su mejor trabajo como actor en toda su carrera, el que realizó en la película Inseparables dando vida a dos hermanos gemelos iguales, pero muy distintos psicológicamente. “Me fascinaba la idea de interpretar a dos gemelos idénticos consiguiendo que el público pudiera diferenciarlos. Es algo que debía intentar”, decía el actor.

Como decíamos antes, en los últimos 20 años ha perdido su rol protagonista, pero ha accedido también a papeles más variados. Comedia, drama, películas épicas, incluso historias de fantasía como Eragon. Incluso se ha dejado ver por el cine de superhéroes haciendo de Alfred, el mayordomo del hombre murciélago en Batman versus Superman o en La liga de la justicia. “La primera vez que vi el Batmóvilfue muy emocionante porque me gustan mucho los coches. Disfruté como un niño en el interior de la Batcueva que tiene un diseño impresionante, te parece estar realmente bajo la mansión de Bruce Wayne. Y también me gustaba la máquina de café. Tienen una máquina de café estupenda en la Batcueva”, aseguraba con ironía.

También en este siglo ha vuelto a la televisión, medio que no tocaba desde Retorno a Brideshead. Hizo de Papa en Los Borgia, de Enrique IV en La corona vacía; ganó un Emmy y un Globo de Oro por la miniserie Elizabeth I y ha interpretado al villano Ozymandias en la serie Watchmen. “Últimamente este negocio ha cambiado y buena parte de las mejores historias que se escriben para la pantalla se escriben para la televisión dando pie a serie magníficas con grandes guiones. Y los actores siempre vamos detrás de los buenos guiones. Por eso, estrellas que hace 15 años solo veías en el cine, las ves ahora también trabajando en televisión”, explica.

Aunque trabaja regularmente en el cine americano Jeremy Irons nunca ha querido irse a vivir allí. “Tengo una casa en Inglaterra y otra en Irlanda, pero creo que mi alma reside en Irlanda. Allí salgo a navegar, a pasear con mis caballos a los que crío y cuido. Tengo una casa con una torre del siglo XIV que estaba sin habitar desde 1600 y que yo rehabilité. Siempre estoy feliz cuando no trabajo y creo que soy muy afortunado de dedicarme a una profesión que me da el dinero suficiente para hacer esas cosas que son las que realmente amo”, dice.

Jeremy Irons con su mujer, Sinead Cusack

Jeremy Irons con su mujer, Sinead Cusack

Está casado con la actriz irlandesa Sinead Cusack y es padre de dos hijos. Aunque lleva casado con ella desde 1978 hace unos años provocó un pequeño escándalo en Irlanda al insinuar en una entrevista que mantenían una relación abierta. Unas cuantas curiosidades sobre Jeremy Irons para terminar. Cuando trabaja en el teatro no se aprende los textos hasta casi el día del estreno porque, según dice, le gusta asustarse y trabajar al límite. Es un apasionado defensor del Partido Laborista británico e hincha furibundo del Portsmouth, un equipo de la tercera división inglesa. Canta bastante bien e incluso grabó un disco junto a la soprano Kiri Te Kanawa y su voz profunda y bien modulada le ha permitido ser un habitual de los audiolibros, narrador en documentales o poner voz a personajes de animación. Quizá su trabajo más famoso en este campo es el de Scar, el malo de El rey león.

Probablemente Jeremy Irons nunca será un actor de masas, pero ha logrado algo que muy pocos consiguen, crearse una imagen propia. Y, como él dice, su objetivo nunca ha sido copar las pantallas ni cobrar un caché millonario. Lo único ha querido siempre es estar ahí, en la lista de los mejores, para cuando los buenos directores busquen a un buen actor.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00