Pelirrojo
"Ignoramos la tardanza de los académicos en recoger la palabra, pero quizás fuera porque los pelirrojos tenían muy mala fama. Hasta el punto de que el pelo rojo, o bermejo, fue llamado pelo de Judas. Y a partir de ahí, os podéis imaginar... "
Madrid
La celebración del Día de los pelirrojos nos viene al pelo para hablar de las palabras compuestas, que se explican por sí mismas y que han prosperado especialmente en el campo capilar. Los pelirrojos entraron en el diccionario a finales del XIX. Fueron los últimos en hacerlo. Cuando llegaron ya estaban allí pelinegros, pelirrubios y peliblancos, junto a pelitiesos y peliblandos. Ignoramos la tardanza de los académicos en recoger la palabra, pero quizás fuera porque los pelirrojos tenían muy mala fama. Hasta el punto de que el pelo rojo, o bermejo, fue llamado pelo de Judas. Y a partir de ahí, os podéis imaginar...
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El refranero se desmelenó. Que si "barba roja, mal color; debajo del cielo no lo hay peor", que si "de pelo bermejo, ni San Juan fue bueno", que si "cuñados y perros bermejos, pocos son buenos". Unos dichos apuestan por mantener distancias con los pelirrojos: "Hombre bermejo y mujer barbuda, a la legua se los saluda" o "Dios nos libre de un cojo, de un rojo y de uno que le falta un ojo". Y otros, directamente, por la solución final: "Calvos, rubios bermejos y zurdos no habían de estar en el mundo". En fin, queridos pelirrojos, feliz día y feliz futuro, que el pasado ya fue suficiente.
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