Las confusiones de Puigdemont

Barcelona

Parece que Puigdemont habla claro, porque es contundente. Pero su discurso es confuso, emite mensajes contradictorios y admite muchas interpretaciones. Aparte de su difícil encaje legal y constitucional. Por ejemplo, no concuerda proponer un referéndum de autodeterminación pactado, y al mismo tiempo asegurar que "ni renuncia ni renunciará a la unilateralidad": porque o hay pacto o hay acción unilateral, que es lo contrario del pacto. Por ejemplo, no puede reclamarse una amnistía, que es una medida en principio general, y excluir de entrada a todos los que hayan cometido posibles delitos en la otra parte.

Así que esta posición del hombre de Waterloo es insuficiente, pero no porque sea muy radical, que lo es, sino porque nadie con buena intención sabrá cómo interpretar una cosa y su contraria. Así que falta una clarificación muy muy concreta.

Cuando esta llegue, habrá que ver el alcance verdadero de las cuatro condiciones impuestas para antes de negociar. Según y cómo todas admitirían diálogo. Según y cómo, todas abocan al fracaso antes del inicio. Una de ellas, la que parece menor, es verdaderamente extraña. Dice el líder de Junts que quiere fijar como "únicos límites" de la negociación los tratados internacionales. Pero sabe que el Gobierno ha anunciado que no debatirá nada que desborde su propio límite, que es la Constitución. O sea que si esa exigencia es solo manifestación de su intención de método, para él mismo, bueno; pero si es verdadero requisito para el diálogo, este estará abocado a la nada.