El cine en la SEREl cine en la SER
Cine y TV | Ocio y cultura

'Notas sobre un verano', soñar con la adolescencia y equivocarse por el camino

La película, seleccionada para la sección Made In Spain del Festival de San Sebastián, forma retrato intimista sobre la incertidumbre vital que caracteriza una generación

Fotograma 'Notas sobre un verano'

Fotograma 'Notas sobre un verano'

Madrid

Hay algo en el verano que nos reconecta con la niñez. Las vacaciones nos hacen sentir ligeros, liberados del peso de la rutina, y le dan una naturaleza distinta al tiempo. Las manecillas del reloj dejan de parecernos amenazantes, como pequeños recordatorios de que nos esperan en algún sitio y le estamos fallando a alguien. El tiempo se resignifica. Fuera de la rutina, pierde su carácter condicionante, y se llena de posibilidad. Cuando tienes todo el tiempo, todo parece posible. Incluso cambiar tu vida por completo. 'Notas sobre un verano' cuenta la historia de Marta, una profesora adjunta de la universidad que está apunto de irse a vivir con su novio, Leo. Amenazada por el peso de la adultez, huye a su Gijón natal a pasar el mes de agosto con su familia. Allí, todo toma un ritmo más lento. Regresa a las calles donde creció, a las mismas plazas donde jugaba de pequeña. A los parques donde salía de adolescente. Se reencuentra con viejas amigas, con familiares. Pero también con antiguos amores.

Marta se reúne con Pablo, un novio de la adolescencia que trastoca todos sus planes. De repente, el verano que prometía ser pasajero, comienza a enraizar en su espíritu, haciéndole reconectar no solo con su yo adolescente, sino con su yo actual. Se produce una dicotomía entre la Marta de Gijón y la Marta de Madrid, la vida adolescente y el peso de la adultez, entre el sueño y la realidad. Pero, ¿Qué decidirá? ¿Volverá a Madrid a reencontrarse con Leo, y a perderse en cierta forma a sí misma? ¿O se quedará en Gijón, a pesar de que las horas del verano se agoten? 'Notas sobre un verano' establece un relato onírico sobre la vulnerabilidad y el derecho a dudar sobre lo que quieres en la vida, y una reflexión sobre quienes somos realmente cuando tenemos tiempo para pararnos a conocernos. Hemos hablado con su director, Diego Llorente, y con Katia Borlado, que interpreta a Marta en la película.

Fotograma de 'Notas sobre un verano'

Fotograma de 'Notas sobre un verano'

Fotograma de 'Notas sobre un verano'

Fotograma de 'Notas sobre un verano'

- Me gustaría repasar con vosotros algunos de los temas de 'Notas sobre un verano'. Es una película que encapsula muy bien este sentimiento de verano, dónde todo parece un sueño febril, todo se siente muy pasajero, te abstraes de la realidad como en una fantasía...

Diego: Una película, evidentemente, nunca tiene un solo origen ni una sola idea, pero quizás la primera idea era hacer una película sobre el verano. Siento que el verano es esa época en la que hacemos cosas que no nos permitiríamos a nosotros mismos. Nos podemos cambiar en un parking y quedarnos desnudos delante de veinte personas y nos da igual, cosas que tres meses después te parecería una locura. Es la idea un poco infantil o adolescente del verano como tierra de libertad y también la idea de que siempre le ponemos demasiadas expectativas al verano. Siempre le pedimos demasiado, luego el pobre nunca es capaz de cumplirlas y siempre hay al final una pequeña sensación de decepción.

Katia: También es importante el tema de salir de la rutina. Creo que haces cosas distintas porque dices, "uf, esto se acaba". Creo que es un poco lo que se ve y lo que pasaba, hay un poco de "vamos a aprovechar esto, vamos a ir aquí, vamos a hacer esto o vamos a inventarnos esta escena". También sucedió un poco así, de ese juego.

Diego: Al final el rodaje fue reflejo de eso, de esa urgencia del verano.

- El estilo visual refuerza mucho todo esto. Está rodado en 1.66:1, un estilo muy introspectivo, como una fotografía antigua. Supongo que era lo que buscabais.

Diego: En el estilo de la película se conjugan varias ideas. Había un deseo por mi parte de huir un poco de la postal, porque al final Asturias en los rodajes termina haciendo un poco de postal. Intenté evitar los sitios característicos y los sitios espectaculares. Si es verdad que luego hay sitios con mucha belleza, pero a veces esos los uso un poco de contrapunto. Por ejemplo, creo que el sitio más hermoso, que es el de la escena que sirve de cartel de la película, es donde sucede una de las escenas más tristes, más incómodas de la película. Y siempre, en cuanto a la elección del punto de vista de la cámara, hay un deseo de favorecer el trabajo de los actores lo máximo posible, es decir, exigirles lo mínimo en cuanto a lo físico, las menos marcas posibles, dejarles la mayor libertad para estar lo más cerca de ellos posible, lo más cerca de su piel y de su alma.

- Katia, con respecto a Marta, he observado que hay un rol que históricamente estaba reservado a los personajes masculinos que es el derecho a ser mala persona. Conocemos muchas historias sobre hombres mujeriegos o alcohólicos, que tratan mal a los demás, pero sin embargo son los héroes de la película. Y últimamente en el cine se les está permitiendo a las mujeres no sólo tener defectos, sino también ser malas personas.

Katia: Por supuesto. Partiendo de la base de qué es la maldad porque, spoiler, mi personaje no mata a nadie. Pero es que eso está muy equivocado, las mujeres también tenemos derecho a equivocarnos o a tomar decisiones erróneas. Es algo como muy básico pero es cierto que siempre se ha desarrollado en el rol más masculino, entonces yo estoy encantada de darle la vuelta a todo esto. También comentaba antes con Diego que para mí, la base, más que en el acto de lo que se hace en sí, está en la incomunicación. La incomunicación con respecto a otros personajes, con respecto a que siento o a que necesito y con respecto a que es lo que estoy buscando o qué buscan ellos de mí, que creo que se podría resolver de otra manera si los personajes hablasen y se comunicasen, pero también creo que una incomunicación con ella misma. Creo que ella también intenta no indagar en una herida que si la abre puede ser extremadamente dolorosa y tediosa de sanar. A mi me gusta más hablar de eso, aunque evidentemente también está lo que hace. Hay muchas visiones distintas pero sí que es un poco cometer el error, el caer, pero creo que esa no es la intención, sino que se encuentre muy perdida. Hay frases literales que lo reflejan.

Diego: Siento que todos los personajes están un poco perdidos, buscándose, intentando hacerlo mejor pero equivocándose por el camino. Y esto lo hablaba justo ayer con mi chica, que por suerte ahora por fin en la vida y en el cine las mujeres tienen derecho a no ser ejemplares a equivocarse, a sentir deseo y a llevarlo a cabo, y también tienen derecho a la pena que conlleva a veces.

Katia: Claro, es que es muy humano equivocarse, entonces es la parte que más me gusta de la película es que no se convierta en una fustigación, si no en un "me he equivocado reconduzco, voy a ver como hago las cosas". Tampoco sabemos si al final toma la decisión correcta.

Diego: Es una búsqueda continua por parte de todos los personajes, sobre todo de Marta.

Katia: Claro, es caer y levantarse, y a mi me gusta más verlo así. No sé si es que trato de salvar el personaje o que me parece muy humano el no pedir perdón, sino simplemente afrontarlo y seguir adelante. Me parece que todos actuamos así como seres humanos.

- Decías, Katia, que no sabemos si toma la decisión correcta. Quizás una de las conclusiones que deja la película es esa, que muchas veces en la vida no sabemos siquiera si existe una opción, correcta, simplemente tenemos derecho a ser vulnerables y a equivocarnos.

Diego: Al final, no hay un camino recto sino que hay muchas opciones, muchos sitios a los que llegar, muchas maneras de llegar a esos sitios y hay intuiciones. Tu decides si la escuchas o no a tu intuición y te puede llevar a un sitio o a otro, y es a lo que ella está, a escuchar y a adivinar cual es el camino.

- Volver al hogar hace que Marta recupere en cierta medida la juventud, le hace vivir una especia de segunda adolescencia, siempre con la realidad acechando. En este sentido es también como un sueño, que es dulce pero siempre le acecha el tener que despertarse. Pablo es quién materializa ese sueño adolescente, esa fantasía, ¿no?

Katia: Salir de la rutina, volver a tu tierra, reencontrarte con personas con las que has tenido ciertas vivencias sin la responsabilidad de la adultez, es decir, pensando en un "tengo que sobrevivir, tengo que cuidar de mi misma, tengo que responsabilizarme de los demás y tengo muchas cosas que hacer...". Son cosas con las que tu no cuentas cuando vas a ser mayor. Tú te construyes como va a ser tu vida y luego no es así. Pero creo que esa vuelta es muy interesante para ella, también creo que es muy consciente de que es el verano y es una época muy concreta. Sí creo que ella se baraja volver, pero sabe perfectamente que la vida el resto del año allí tiene sus carencias y allí también se haría mayor, aunque entonces tenga este momento adolescente. No adolescente en el sentido inmaduro, sino de "que hacemos hoy, ¿vamos a la playa?" Sin problemas hasta septiembre.

Diego: En uno de los primeros pases con público, un espectador nos hacía notar que había una cosa terrible, que era que Marta tiene una vocación artística en la que es bastante buena, que es el dibujo y la pintura, y ella le reconoce a pablo que en Madrid no hace nada. Hay un sentimiento de que Madrid es la ciudad de ejecutar. Vivo aquí, trabajo, me intento labrar una carrera. Y la otra es una tierra donde se permite sacar otras cosas, como la creatividad, que es algo que para las personas que son creativas es muy sano sacar y muy frustrante cuando no la sacas por la razón que sea.

- Sin duda, en Asturias Marta es una persona muy distinta. ¿Pensáis que es más Marta la Marta de Asturias, la Marta de Madrid, o que las personas somos la suma de esas dos partes?

Katia: Creo que es la tercera. Yo soy asturiana, llevo diez años en Madrid y a mí hay veces que me cuesta reconocerme. Cada vez que voy y vengo me doy cuenta de que hay un código muy concreto allí y otro aquí. Pero es que tu alrededor también cambia. Empezando por tus amistades, las que tengo aquí, lo digo siempre, son parte de mi familia, mi familia de no sangre, la que se ha convertido en mi familia, pero son personas mucho más actuales. Luego voy allí y tengo personas que me conocen desde que íbamos al cole. Todo ese alrededor ya te conforma. Allí tengo mi familia, aquí no. Todo eso te cambia muchísimo, aparte del espacio en sí. Asturias te permite una vida contemplativa, Madrid, por mi experiencia, no me lo permite. Y también tengo un arraigo muy importante con la naturaleza, y aquí me dicen "pues vete al retiro". Todo eso te cambia y te conforma, entonces yo diría que la tercera sin duda

Diego: Hay una canción de Leonard Cohen que habla de 'todas las personas que fuiste'. Creo que todos fuimos varias personas y somos varias personas simultáneamente, y creo que Marta es totalmente una mezcla de las dos. No significa que la parte de Marta de Madrid no sea ella, de hecho, es bastante ella, es una parte de ella, lo que pasa es que se acentúa una parte ella, la seria, trabajadora, más centrada en objetivos profesionales, y en Asturias se activa más la parte que se permite la contemplación, el disfrute y sacar una parte más epidérmica.

- En la película vemos la inestabilidad económica, que es un reflejo de las inseguridades de toda una generación. La mayoría de los jóvenes no puede acceder a una vivienda, a una familia. ¿Creéis que esto alarga un poco la adolescencia, y es en cierta manera lo que le pasa a Marta y al resto de personajes?

Diego: Cuando empezaba a escribir sobre la película yo pensaba que esta es una generación que tiene muy difícil crecer dadas las circunstancias, pero que a la vez, un poco en el fondo, se alegra de tener circunstancias adversas, porque si las tuviera favorables se vería obligada a tomar decisiones que son difíciles de tomar. Se da una especie de prórroga que en teoría no quieres, pero que luego piensas que no te viene tan mal el tener algo más de tiempo para pensar.

Katia: Yo me voy a posicionar a la contra. Yo creo que más que alargar la adolescencia te hace más mayor. A mi me pasa una cosa, y es que no me gustaría vivir como la generación de mis padres. Te casas a los 24, a los 26 tienes un hijo, y es como que todo está muy escrito. Te compras un piso, te casas, tal. Uf, que agobio. Mi madre me tuvo con 27 años, ¡Si tengo 32 y me siento una niña! Está ese sentimiento de pensar en ti egoístamente, no a mal, sino de querer vivir ciertas cosas que la economía no te está permitiendo vivir. Pero por otro lado te amarga y te hace mayor, o te cansa mucho. Yo lo que percibo de nuestra generación es que estamos muy cansados para la edad que tenemos. Y creo que eso viene de estar a caballo entre esa otra generación, que tampoco es que la quiera, pero es verdad que estaba mucho más enraizada, había una estabilidad que era mucho más fácil de conseguir. Comprar un piso ahora mismo es una cosa que sueñas como si fuera irse a Hollywood, es un sueño un poco de fantasía. Personalmente siento que me hace mas mayor el decir, Dios, como puede costar todo tanto, ubicarte en una profesión, todo es muy difícil.

Diego: No creo que lo que dices es contrario a lo que yo digo, creo que es complementario. No queremos ser la generación de nuestros padres, pero tampoco queremos ser adolescentes.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00