Una enfermera británica, sentenciada a cadena perpetua por el asesinato de siete recién nacidos

Madrid

Esta sentencia poner un punto y seguido al caso más macabro que se ha vivido en el Reino Unido en la última década. Los hechos ocurrieron en el año 2015-2016 mientras Lucy Letby trabajaba como enfermera en el hospital de Chester en el Reino Unido. Mató a siete bebes e intentó matar a otros seis. Una enfermera eficiente, colaborativa y amable, de la que nadie sospechaba, hasta que, revisando las altas tasas de mortalidad neonatal de ese hospital, la investigación encontró que el único punto en común entre las muertes era la enfermera Lucy. A unos les inyectó insulina; a otros, un suero en sangre; y a otros solo aire en las venas que les provocaba una muerte en minutos, en algunos casos muy dolorosa.

Mentirosa compulsiva

El juez le ha dicho que es una mentirosa compulsiva, que mataba a los bebés con premeditación, de modo calculado y sin ningún tipo de remordimiento, aunque hayan aparecido diarios en los que la enfermera escribía que era "diabólica" por matar a los bebes. A renglón seguido entraba en las redes sociales para consolar a los padres de los bebés que había matado.

Según el juez Goss, el impacto de sus crímenes es inmenso. Ha creado cicatrices emocionales y dolor irreemplazable de los padres que han perdido a sus hijos. Letby guardaba recuerdos morbosos de las víctimas a las que había matado. De algunos una manta, de otros, camisetitas. De uno de los bebés al que mató retirándole el oxígeno que necesitaba para vivir, se quedó con su patucos. A otro al que le inyectó aire en las venas, se guardó sus manoplas neonatales. La enfermera tenía especial predilección por los recién nacidos que eran gemelos, mellizos o trillizos.

La enfermera estaba en los juzgados, pero se negó a abandonar su celda y escuchar la sentencia personalmente, en la misma sala donde estaban muchos de los padres de los niños que ella asesinó.