Otro agosto más trabajando

Madrid

Otro agosto en el que me toca trabajar, aunque tal y como está la cosa, cualquiera se queja. Mírame, leyendo los periódicos con el café en la mano a ver lo que nos deparará el día. No me olvido de la violación grupal ocurrida en Monforte de Lemos y ando preocupada por el descenso histórico de nacimientos en Galicia. Pero hay cosas, ahora que no nos oye casi nadie, que me entretienen muchísimo. Por ejemplo, la cantidad de madrileños que un año más harán el canelo y pagarán el triple por cualquier cosa con tal de veranear en Sanxenxo, o que la comisión de fiestas de Villamaior haya anunciado su disolución asegurando, eso sí, que no tienen problemas con el cura.

La prensa, además, me comunica de la creación de una nueva palabra en el diccionario: el turigrino. Es decir, el que va a hacer el camino de Santiago sin devoción alguna y se dedica a molestar y a dar la turra al verdadero peregrino. Qué bonita está Santiago, por cierto.

Estos días pasados ha sido fabuloso estar al pie del cañón. Acudir a la misa de la virgen peregrina de Pontevedra, reconocer algunas joyas algo desconocidas para el español medio, como la isla de Tambo, en Poio. Otro año más celebrando la fiesta del Albariño en Cambados y la del Santísimo Cristo da Vitoria en Lugo. Pero, como diría cualquier influencer, aunque no lo parezca, hay mucho trabajo detrás. Por eso hace una semana pude hacer una escapadita en moto. Menuda BMW tengo, pardiez. Si hasta puse una foto en Twitter, o en X, como se llame.

En medio de todo esto, cómo no, he felicitado a la selección española femenina de fútbol, he lamentado el fallecimiento del periodista Pepe Seijo y de paso le he hecho un retuit al jefe, porque cariño es lo que más necesita en estos momentos.

Y así, desde la distancia y con el frescor del Atlántico, Alfonso Rueda, presidente de la Xunta de Galicia, pasa un verano más. Y así, desde la distancia y el calor seco de la meseta, Alberto Núñez-Feijóo acude al congreso de los Diputados, se mueve constantemente en su asiento, sonríe aunque las procesiones vayan por dentro y se pregunta, un día más, en qué curva se salió de esa carretera.

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