Las tetas de Eva
Las reacciones al gesto de Amaral muestran que en España se debe luchar de nuevo por lo que se luchó hace más de 40 años
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Eva Amaral se quitó el corpiño y mostró sus tetas en un gesto de reivindicación de unas libertades que se cuestionan desde que VOX, sea su vertiente nacionalcatólica mal vestida o la filofascista bien peinada, está tocando poder. Las reacciones al gesto de Amaral muestran que en España se debe luchar de nuevo por lo que se luchó hace más de 40 años. Eva encendió la luz, las cucarachas corrieron a esconderse, pero esta columna pilló a unas cuantas que destilaban un tufillo machista inconfundible.
Carmelo Jordá, en Libertad Digital, uno de los digitales que de tanto adelantar por el arcén de la derecha ya saltó el quitamiedos, dice que Amaral es parte de un movimiento que va de feminista pero que en realidad pretende convertirse en una policía de las costumbres que decida lo que pueden o no pueden hacer y enseñar las mujeres. Jordá compara el gesto de Amaral con las azafatas en bikini de la Fórmula 1 o las recogepelotas del tenis en minifalda. España es un país tan diverso que hasta comentarios así tienen lectores.
Juan Carlos Girauta, en ABC, dice estar a favor de que Amaral enseñara las tetas pero le critica que lo justificara, que hablara. Cuando Amaral dice “que nadie pueda arrebatarnos la dignidad de nuestra desnudez” Girauta ve un problema y critica que ella no cuente con los hombres en esa defensa de la dignidad y que de argumentos a la izquierda. Vaya por dios.
Alfonso Ussía, en El Debate, dice en una columna que a servidor le huele a viejo verde, pero servidor no está aquí para dar su opinión, que lo que llama exhibición de Amaral responde más a la pérdida de popularidad que a la lucha por defender la libertad de las mujeres, que según el columnista hoy tienen más libertad que los hombres. Ussía es de otra época, de cuando el éxito de los músicos se medía en ventas de cd’s. El mundo de antes de Internet. No sabe que Amaral tiene casi dos millones de oyentes mensuales en Spotify. Más que Serrat, como dice Israel Merino.
Lo de Amaral tiene también una parte práctica, pues como dice Maruja Torres, sirve para bloquear a gilipollas en Twitter.
