El regreso del Grand Prix y reencuentros de series de los 2000. Cómo la cultura de la nostalgia ha llegado para quedarse

Madrid

Es indudable que estamos asistiendo a una etapa televisiva donde los datos de audiencia superan los dos millones de televidentes gracias al regreso de programas tan míticos en la parrilla televisiva como el Grand Prix, donde vuelven a juntarse en el sofá familias en las que los padres de ahora eran los niños que disfrutaban de esas luchas enzarzadas entre pueblos que pertenecen a la España vacía. Este es el ejemplo perfecto para denominar esta especie de "cultura de la nostalgia" en la que nos hemos instalado en los últimos años, donde no paran de surgir reencuentros y "Spin-off" de programas como "Operación Triunfo", "Física o Química" o "UPA Dance".

Sergio del Molino, periodista de El País, escribía hace unos días sobre la reciente vuelta del Grand Prix y su relación con la España Vacía: "Se había avanzado un montón en la comprensión de toda esa realidad que quedaba más allá de la M-50 y que para muchos solo eran paisajes encuadrados por la ventanilla del Ave. Y todo, ¿para qué? Para que Villarriba y Villabajo vuelvan a competir a ritmo de charanga. Falta que regrese Fernando Esteso a cantar La Ramona y ya estaremos todos en el lugar del que tanto nos costó salir".

Sergio lleva el éxito del Grand Prix a su terreno con respecto al tema de la España vacía y dice que "una semana después de la emisión del programa vuelve otra vez al punto de partida el debate de la España vaciada gracias a esa herencia ganadora de la cultura española y esa nostalgia televisiva. Ha vuelto a colocar a Televisión Española en una audiencia que no se la esperaba y se ha colocado en el lugar en el que estaba".

Del Molino explica que no siempre la nostalgia funciona, es una cuestión de suerte y algo inexplicable: "Por ejemplo, el regreso del 1,2,3 no funciono, por lo que son fenómeno impredecibles. También tiene que ver con el don de la oportunidad. Ahora mismo hay un montón de gente en España que se dedica a repensar la tv generalista y en como revitalizarla. Esto demuestra que nadie sabe de nada, que las cosas siempre son sorprendentes y nos salen por donde menos lo esperamos".

La teoría del Gran Prix juega con una dinámica más simple que otros programas, según Sergio "otros tratan el contenido nostálgico con el matiz de recuperarlo de forma sarcástica y destacan más la broma sofisticada que del disfrute en sí. El espectador en este tipo de programas está relaborando un discurso sobre la cultura al que es mucho más difícil llegar de primeras. En cambio el Gran Prix no están intentando rememorar el pasado y dar una segunda lectura, sino que simplemente es lo que es y es para disfrutarlo"