"Tuve que dejar de usarlo": cuando algunas mujeres no llegan al orgasmo por el uso frecuente de succionadores de clítoris

Madrid

María se compró un succionador de clítoris durante la pandemia y tuvo que dejar de utilizarlo a largo tiempo porque llegó a notar que cada vez le costaba más llegar al orgasmo sin él y le afectaba a la intensidad de las relaciones sexuales.

"Al principio tenía que ponerle menos intensidad. Me he acostumbrado a una estimulación tan alta, constante e intensa que ahora me cuesta tener un orgasmo teniendo relaciones con mi pareja", añadía María.

¿Por qué ocurre esto? Básicamente porque nuestro cerebro se habitúa a la velocidad y la forma con la que se consigue llegar al orgasmo, algo que es muy difícil de cambiar. Adriana Arroyo, terapeuta, aclara que "enseñamos al cuerpo a coger caminos de placer de una manera que si le acostumbramos seis meses a tener este tipo de orgasmos, luego cuesta tenerlos de otra manera".

"Me encuentro casos de mujeres que si se masturban con la mano no sienten nada, están acostumbradas a una intensidad que no consiguen con una forma manual con su pareja o con el consolador de antes", añade Arroyo.

En la misma dirección apunta Andrea Aznar, directora del Observatorio Bloom, quien aclara que esto no se produce por daño en el clítoris, sino porque es difícil limitar el efecto del consolador. "Hay que trabajar la parte erótica y entender que cuando no utilizas el consolador no vas a llegar al orgasmo a la misma velocidad. Vamos a utilizar otras cosas para no decirle al cuerpo que solo hay esta manera, que hay otras cosas", confiesa.

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Lo que sí es claro es que hay que dejar de hablar de buenos y malos orgasmos. "La masturbación tiene muchísimos beneficios y no hay un orgasmo mejor y prolongado y otro peor provocado por una herramienta de este tipo donde en dos minutos has llegado al clímax", sentencia Aznar.