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"La educación es un asunto de vida o muerte": la tierna carta de Nelson Mandela a su hija desde la cárcel

Celebramos el aniversario del nacimiento del activista y repasamos su biografía a través de su extensa correspondencia

Cartagrafías | "La educación es un asunto de vida o muerte", la tierna carta de Nelson Mandela a su hija desde la cárcel

Cartagrafías | "La educación es un asunto de vida o muerte", la tierna carta de Nelson Mandela a su hija desde la cárcel

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Este 18 de julio, Naciones Unidas celebra el Día Nelson Mandela en honor al nacimiento del abogado, activista contra el apartheid y político sudafricano que hoy cumpliría 105 años -nació en 1918- . Su labor fue clave desmontar el sistema de segregación racial que estuvo vigente en Sudáfrica y Namibia hasta 1992. Primer presidente negro de una República Sudafricana, Premio Nobel de la Paz y una de las figuras políticas más respetadas del mundo por su compromiso con los derechos humanos. Su vida se ha llevado en muchas ocasiones al cine, ha inspirado libros y canciones como ésta que escuchamos pero nosotros esta tarde le vamos a rendir homenaje a través de sus cartas.

Afortunadamente, la fundación sudafricana dedicada a su memoria, tiene archivados y digitalizados sus documentos que permiten reconstruir toda su vida. Desde su infancia en una pequeña aldea rodeada de montañas, la muerte de su padre cuando él tenía 9 años, cómo se educó con su padrino, un conciliador líder de una comunidad tribal, sus primeros trabajos como abogado, la adhesión al partido conocido "Congreso Nacional Africano" y su implicación en las protestas por todo el país por la igualdad de derechos de la población negra. En 1949, tras unas elecciones que institucionalizaron en Sudáfrica las políticas del apartheid, intensificaron sus acciones que implicaban sanciones y penas de cárcel. Los acusaban de comunistas tal y como recuerda Mandela en una carta.

La política del "apartheid" en Sudáfrica contemplaba, entre otras medidas, que los negros no podían votar, ni entrar en el Gobierno, tenían prohibida la educación superior, obligados a vivir en áreas separadas, separados de blancos en playas, transportes, hospitales o la prohibición de las relaciones mixtas. El Gobierno alegaba que todo era para el desarrollo del país y respondía de manera cada vez más violenta a sus opositores. Uno de los episodios más terribles tuvo lugar en 1960, cuando la policía abrió fuego en una manifestación pacífica a favor de la igualdad de razas. Murieron 69 personas, todos negros. Se declaró el estado de emergencia e ilegalizó el partido donde militaba Mandela. Varios de sus miembros, él entre ellos, decidieron pasar a la clandestinidad y optar por la lucha armada selectiva, decisiones que analiza en su correspondencia tal y como escuchamos en este especial.

En 1962, él y otros compañeros fueron arrestados y un año más tarde se les juzgó en el conocido como proceso de Rivonia lleno de irregularidades -los abogados no pudieron ver a sus clientes hasta dos días antes del juicio-. Se enfrentaban a pena de muerte y finalmente, fueron condenados a cadena perpetua en 1964. Ya desde la cárcel de Robben Island, situada en una isla aislada, Nelson Mandela reflexionaría mucho sobre aquel juicio donde se jugaron todo y afirmó, en su célebre alegato final, que estaba preparado para morir por sus ideas: “Es un ideal por el que espero vivir, pero por el que estoy dispuesto a morir”.

Del Mandela político, al líder de los presos o al marido más enamorado

El Gobierno quiso ahogar con este juicio al movimiento, pero consiguió todo lo contrario: Naciones Unidas impuso sanciones a Sudáfrica por no respetar los derechos humanos, la lucha social crecía en un país hundido económicamente y Mandela ya se había convertido en un símbolo. Entre rejas su popularidad no paró de crecer. Las cartas se convirtieron en su gran recurso durante los 27 largos años de encierro. Casi 300 están publicadas en un libro de la editorial "Malpaso", llamado "Cartas desde la prisión" que es protagonista hoy en #Cartagrafías. El prólogo lo firma su nieta, Zamaswazi Dlamini-Mandela, que dice que leyéndolas pudo entender de dónde sacó las fuerzas para aguantar tanto tiempo de encierro.

En prisión, a Mandela y a sus compañeros, les asignaron el grado D, el reservado a los más peligrosos, solo podían recibir una visita y una carta de 600 caracteres cada seis meses. No podía ver a sus hijos hasta que tuvieran 16 años. Sufrió amenazas de muerte, 14 años de trabajos forzados en una cantera, dormían en el suelo, los alimentaban como ganado, llegaban a pasar hasta 23 horas en la celda. Hay muchísimas misivas donde denuncia punto por punto sus condiciones a las autoridades. Pero sin duda, lo que peor llevó, fue soportar las noticias que recibía de su mujer, Winnie Mandela, también activista, que vivía amenazada constantemente tal y como descubrimos en misivas.

Carta de Nelson Mandela recogida en el libro "Cartas desde la presión". Editorial Malpaso

Mandela desde la cárcel trataba de ejercer de hermano, marido, padre...como descubrimos leyendo las cartas de amor a su mujer y a sus hijos como cuando anima a una de sus hijas a seguir estudiando con frases de la talla de "la educación es un asunto de vida o muerte".

Además de la preocupación por la situación de su familia, Mandela cuenta que temas como la muerte, dentro de la cárcel, adquirieron una dimensión totalmente distinta. En ese tiempo, perdió a su madre, a su hijo mayor en un accidente de tráfico, sufría con las noticias del asesinato de activistas que seguían sus pasos como el joven Steve Biko y sorprende cómo responde a todo ese dolor con buenas palabras, tratando de convencer con su discurso. Consiguió dar la vuelta a una situación dramática, mejoró sus condiciones y las de sus compañeros en la cárcel. Sus carceleros y otros presos terminaron admirándole. Uno de sus captores, el racista Christo Brand, llegó a escribir un libro sobre su relación con Mandela. Cambió su mentalidad y se hicieron amigos tal y como escuchamos.

Christo Brand, el carcelero de Mandela que acabó admirándole

De esa relación hicieron hasta una película "Adiós Bafana" y otra película que refleja muy bien toda esta etapa es "El largo camino hacia la libertad" basada en su autobiografía. La libertad para Mandela no llegó hasta 1990, precedida de dos acontecimientos que incrementaron la presión internacional: el asesinato de casi 200 personas, uno un chico de 13 años, en una marcha pacífica de estudiantes en Soweto y luego fue determinante que Mandela contrajera tuberculosis en prisión. Las autoridades, temiendo que su muerte desatara una oleada de protestas, decidieron sacarlo. Tenía 71 años. Dos años más tarde se suprimieron las leyes del apartheid y en 1994 Mandela ganó las elecciones. Pero regreso, para terminar, a las palabras de la nieta, Zamaswazi Dlamini-Mandela, en el prólogo del libro de cartas. Escribe: "mi abuelo nos recordaba siempre que no debemos olvidar el pasado o de dónde venimos. La sociedad democrática por la que lucharon nuestros abuelos se consiguió después de un enorme sufrimiento y la pérdida de numerosas vidas. Sus cartas nos recuerdan que podríamos regresar fácilmente a esos tiempos de odio".

"Mi abuelo nos recordaba siempre que no debemos olvidar el pasado o de dónde venimos"

"Las palabras de Madiba son una brújula en un mar de cambios", afirmó Barack Obama sobre estas cartas y tenía toda la razón. Mandela, en la última etapa de su vida, estuvo centrado en su papel como líder mundial, de mediador de conflictos internacionales. Un buen día, después de tantos años de trabajo, dijo aquella célebre frase: “No me llamen, ya les llamo yo”, “quiero jubilarme de la jubilación”. Nos quedan las cartas y películas como "Invictus" de Clint Eastwood donde se cuenta la historia de la Copa Mundial de Rugby de 1995 donde se escenifica muy bien la lucha por la igualdad social.

 
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