La fiesta de revelación de género, la moda que puede afectar psicológicamente al menor y redunda en los roles sexistas

Madrid

Laura y Javi están a punto de convertirse en padres por primera vez. Al poco tiempo de quedarse embarazada, esta joven, de 26 años, y su pareja, de 35, tomaron la decisión de preparar una gender reveal —revelación de género— para así descubrir si esperaban un niño o una niña. Esta es una fiesta que cada vez se está volviendo más popular en España y en otros países del mundo y que tiene su origen en Estados Unidos. La clave de esta celebración es que los futuros progenitores desconocen el sexo de su bebé y es una persona de su confianza la que prepara todo para dar la sorpresa a ellos y a todos los invitados, que generalmente son familiares y amigos. Sin embargo, esta aparentemente inocente costumbre puede acarrear a medio-largo plazo problemas psicológicos en el menor o en sus hermanos, ya que, en muchas ocasiones, la reacción de los padres o madres no es la más adecuada y, además, vuelve a profundizar en dos debates eternamente abiertos en la sociedad: la importancia que se le da al género y la intromisión en la privacidad de los niños.

Las redes sociales se han convertido en el aliado para estas fiestas y en su principal escaparate. Esta tradición se remonta más o menos al año 2008, cuando una bloguera estadounidense ideó esta revelación de género para festejar que estaba embarazada después de varios abortos y, luego, lo colgó en su blog. "Fue a partir de ese momento cuando se puede ver un aumento exponencial de este tipo de celebraciones a lo largo del mundo", puntualiza Alba Navalón, doctora en Sociología y profesora en la Universidad de Alicante. Esta experta añade que ahora con las redes sociales su visibilidad y difusión es mucho mayor. Los influencers, principalmente en Instagram y también en TikTok, son los que las han ido popularizando y eso ha calado en el resto de usuarios, que las incorporan con más frecuencia.

La Reina de la Fiesta es una tienda online que está especializada en vender productos de decoración para eventos. Al entrar en su página web, al principio del todo, hay una sección dedicada a estas fiestas, que definen como "una de las tendencias más cool". En ella se puede encontrar globos temáticos, vasos, platos, guirnarlas... generalmente en dos tonos: rosa o azul. Manuela Moreno, su encargada, explica que desde que abrieron el negocio en 2017 la venta de estos artículos ha ido a más. "Desde la covid se ha aumentado su venta, debido al uso de los influencers". La pugna ahora es lograr ser el más original. Las formas más convencionales de hacerlo es o bien explotando un globo en cuyo interior hay confeti, azul si es niño, rosa si es niña, o utilizando una tarta que al partirla va rellena de un color u otro. No obstante, cada vez se están incorporando nuevas fórmulas, como revelarlo mediante juegos, tirando fuegos artificiales, abriendo una caja gigante que en su interior está cargada de globos o, en los casos más extremos, hasta se han llegado realizar verdaderas locuras, como teñir una cascada en una reserva natural de Brasil.

En el caso de Laura, fue una amiga la que propuso hacer esta fiesta y luego ella comenzó a investigarla a través de internet. Desde el principio le atrajo la idea, principalmente porque era una excusa perfecta para juntarse con los suyos y celebrar la nueva vida en camino. Su mejor amiga, su cuñada y su padre fueron los afortunados en conocer antes que nadie el género del bebé. "El ginecólogo nos lo apuntó en un sobre, el cual guardé hasta que llegué a mi casa y una vez ahí quedé con las personas encargadas de realizar la fiesta". El sitio elegido para la celebración fue el pub que ella misma regenta. Por todos lados había globos azules y rosas, cartulinas con juegos para la pareja, repartían corbatas de cada color entre los asistentes en función del género que creían que iba a salir y luego llegó la sorpresa. Les trajeron un gran globo de color negro y al pincharlo salió confeti rosa: era una niña. "Fue muy bonita y divertida", recuerda emocionada.

Ella confiesa que en su caso el género no era lo más importante. Querían reunir a la familia y cualquier color que hubiera salido les habría hecho felices, sobre todo, al ser padres primerizos. De hecho, poco después de la celebración, en la que salió niña, el ginecólogo les comunicó que había habido un error. Ahora está de seis meses y ya no es Sandra el bebé que espera, ahora es Lucas: "Lo importante es la salud de tu bebé. Que sea feliz en el futuro, que esté sano y que todo vaya bien". La reacción tanto de ella como de su pareja fue de alegría con la niña y luego también al saber que era niño. Sin embargo, no todos los padres responden de la misma manera, especialmente aquellos que tienen una predilección muy concreta por un sexo u otro.

Cuidado con las reacciones

En los múltiples vídeos que se ven en las redes sociales hay reacciones muy desafortunadas. En algunos casos, cuando sale el color, el padre o la madre llega a experimentar enfado o ira que manifiestan claramente ante las cámaras que les están grabando. Otros simplemente no pueden ocultar su decepción, incluso acaban llorando. "Esos vídeos son públicos, [los niños] los van a ver y van a ser conscientes de la reacción que han tenido sus papás, cuando se enteraron [de su género]. Vemos vídeos en los que la reacción no es tan positiva y que aparecen caras que denotan frustración, enfado, tristeza... Y hay que tener cuidado, porque cuando el menor crezca y lo vea, se puede llegar a sentir incluso un poquito menos querido y podría llegar a afectar al vínculo. Porque una cosa es que tú le digas 'te quiero mucho y para mí eres muy importante' y otra cosa es que el niño lo vea y piense: 'Cuando te enteraste de que era un niño o que era una niña, tu cara no estaba diciendo lo mismo", explica Silvia Alava, doctora en Psicóloga y especializada en menores.

Esto pasa con personas anónimas, cuyos vídeos se viralizan en redes sociales, y también ocurre con influencers que tienen millones de seguidores y cierta repercusión. Uno de estos ejemplos es María Pombo, una de las españolas más seguidas en Instagram, donde acumula tres millones de followers. La madrileña tuvo hace casi tres años a su primer hijo, Martín, fruto de su matrimonio con el empresario Pablo Castellano, y desde que se quedó embarazada, el menor está muy presente en su contenido. Ella había verbalizado en alguna ocasión que prefería tener una niña, por lo que su decepción fue evidente cuando se enteró de que tendría un niño. Pombo está acostumbrada a mostrar su vida en las redes y no iba a ser menos con esta revelación. A diferencia de otras influencers, la suya fue una fiesta improvisada, sin tanta preparación. Recién llegados del ginecólogo, fue su cuñado el que compró un globo para la revelación.

El resultado lo mostró, en lugar de en un post, en stories de Instagram. "Lo primero que piensas al quedarte embarazada es que todo esté bien, pero cuando estás a punto de que te digan el sexo del bebé, es como que antes no te atrevías a decirlo, pero cuando todo está bien, te permites el lujo de querer elegir", detalla, antes de confesar que todos creían que sería una niña y ella también lo prefería, por lo que su reacción fue de cierta decepción al ver el confeti de color azul, al igual que la de casi todos los presentes en ese momento, exceptuando una de sus hermanas. Algo que ha quedado grabado en sus redes, visible para todo el mundo.

Cómo pueden percibirlos los hermanos

Ahora Pombo ha sido madre de su segundo hijo, de una niña, y la revelación fue totalmente diferente. En esta ocasión sí hicieron una fiesta más preparada, en la que estaban más miembros de la familia presentes. De nuevo fue su cuñado el que sabía el sexo y para mostrarlo hicieron partícipe al propio Martín. Además del tradicional confeti, había globos rosas que ataron a un carrito en el que estaba el menor. El momento de la sorpresa fue muy diferente: todos se quedaron llorando, abrazados de emoción y saltando, mientras que Martín se queda solo en el carrito sin entender muy bien lo que estaba pasando.

Más allá de cómo pueda afectar al futuro del menor, algo sobre lo que Alava afirma que todavía no hay estudios porque los niños involucrados aún no han crecido lo suficiente, también hay que tener en cuenta otras variables, como la percepción que tengan de todo esto sus hermanos. "Están viendo esa fiesta y son especialmente sensibles a las reacciones que tienen sus papás. Se van a dar cuenta si no muestran alegría y lo que están demostrando es tristeza, frustración. Y eso puede condicionar también cómo ellos reciban a ese hermanito. Otras veces, sin embargo, ocurre lo contrario, que es una alegría tan, tan, tan desmesurada, que el problema es cuando nos olvidamos de ese niño o niña que ya está ahí. Qué está pasando a segundo plano, que incluso muchas veces ha visto el vídeo de cuando supieron si él iba a ser niño o niña y compara y dice 'conmigo no te pusiste tan contenta", añade la experta.

A su juicio, son reacciones que deberían quedar en el ámbito privado y que denotan una sobreexposición de la realidad de ciertas las personas a través de las redes sociales. "No hace falta compartir el momento con los demás y, sobre todo, compartir cuáles son tus emociones y si te está gustando o no. Vivimos en un momento en el que se está sobreponiendo tanto nuestra vida que se ha diluido la frontera entre lo público y lo privado. Y hay cosas que quizás es más interesante que vuelvan a pertenecer a la esfera privada", reflexiona Alava, al igual que critica que se haga lo mismo con la vida del menor, además, sin su consentimiento: "Los menores están tremendamente sobreexpuestos en las redes, hasta el punto que ya lo están en el momento del embarazo".

¿Una vuelta a los estereotipos de género?

Laura no considera que este tipo de fiestas invadan la intimidad del menor, aunque sí reflexiona sobre las reacciones fuera de lugar. "Como futura madre, yo veo esos vídeos y pienso, '¿qué más dará?' Yo me paro a pensar en esa criatura que en un futuro a lo mejor le enseñan o ve el vídeo donde su mamá y su papá reaccionan de una mala manera y a mí no me parecería nada agradable. Y sí que creo que les puede llegar a afectar muchísimo". Ante esto, aconseja a esos progenitores que tengan tan clara su preferencia que eviten hacer estas fiestas y lo dejen en el ámbito privado. Lorena ya es madre y también hizo una gender reveal. Tampoco ve nada en contra de estas fiestas ni percibe que haya un retroceso en cuanto a los roles de género.

Una de las facetas más habituales de estas celebraciones es que el color elegido para revelar el sexo es azul, si es niño, o rosa, si es niña. Unos colores que refuerzan los estereotipos de género contra los que buena parte del feminismo lleva tiempo luchando por erradicar. Lorena le resta importancia. En su caso dice que elegieron esas tonalidades porque son las universalmente conocidas y fáciles de identificar para todos los presentes. Laura tampoco ve nada malo en definir si es niño o niña en el momento de nacer, aunque es consciente de que hay otras sensibilidades y que puede que, en un futuro, su hijo o hija no se sientan como el género asignado al nacer.

"Cuando una mujer se queda embarazada, la primera pregunta que le hacen es si sabe si el bebé va a ser niño o niña. Con lo cual, a pesar de estar intentando desde muchos puntos de vista ese cambio de sociedad, todavía no se ha producido un cambio real. Tampoco podemos pensar que estemos volviendo atrás, sino yo iría más allá pensando si realmente hemos llegado al punto que se desea hacer como sociedad", reflexiona Alba Navalón. La socióloga detalla que la importancia del género ha sido siempre un hecho destacable en la historia de la humanidad y conseguir erradicar estos viejos hábitos conlleva un proceso lento. En este sentido, la psicóloga Silvia Alava recomienda a los padres que trabajen la aceptación: "Tú no puedes elegir si vas a tener un niño o una niña. Se trata de aceptar a ese hijo tal y como es".

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