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Combatir la angustia de visitar al padre en prisión: hacer de los controles de seguridad una gymkana para niños

Un proyecto artístico pionero ha hecho aumentar la entrada de niños en el mayor centro penitenciario de Cataluña

Combatir la angustia de visitar al padre en prisión: hacer de los controles de seguridad una gymkana para niños

Combatir la angustia de visitar al padre en prisión: hacer de los controles de seguridad una gymkana para niños

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Madrid

"Mis hijos saben que estoy preso, aunque no saben exactamente por qué delito. Son conscientes de que cometí un error y que ahora lo estoy pagando". Lo dice Giovanni desde una sala de vis-a-vis de Brians 2, en Sant Esteve Sesrovires, la mayor prisión de Catalunya donde hace nueve meses que entró a cumplir condena. Desde entonces, como el resto de padres internos, tiene tres horas al mes para ver a sus hijos en una sala de pocos metros cuadrados, desde hace poco, llena de juguetes.

Un proyecto pionero ha transformado la entrada, hostil, en prisión en un juego de pistas para incentivar las visitas de niños, que a menudo vivían con angustia el acceso al centro penitenciario. La intención de los profesionales es fortalecer el vínculo de los niños con sus progenitores, en prisión, para reforzar el arraigo familiar, un factor clave para evitar la reincidencia.

Mapa del tresor de l'entrada de Brians 2, a Sant Esteve Sesrovires

Mapa del tresor de l'entrada de Brians 2, a Sant Esteve Sesrovires / Andrea Villoria

Mapa del tresor de l'entrada de Brians 2, a Sant Esteve Sesrovires

Mapa del tresor de l'entrada de Brians 2, a Sant Esteve Sesrovires / Andrea Villoria

De la hostilidad de los muros grises de cemento a murales y piezas de madera de colores. Desde hace un año, los controles de acceso de Brians 2 se han disfrazado de gincana. Un juego que comienza con un mapa del tesoro en la puerta del centro penitenciario. "La idea es anticipar a los menores qué se irán encontrando y hacer como un juego de pistas", explica a SER Catalunya, Ángela Peinado, responsable de la iniciativa. En los últimos meses, el proyecto ha aumentado el número de niños que visitan sus padres.

"Estos menores tienen los mismos derechos que el resto de niños a tener un padre. Y muchas veces, arrastran un sentimiento de culpa y un estigma por algo que ellos no han hecho. Reconciliarse de forma saludable con su padre, que está cumpliendo condena, pero es su padre, no solo beneficia al niño, que está en primer orden, sino a una sociedad entera llena de prejuicios", reflexiona Peinado.

De la entrada a la sala de vis a vis: 30 minutos de espera

"Arquitectónicamente, la cárcel siempre había sido una estructura hostil, con mucho cemento y muy gris", describe Peinado. A este entorno, poco agradecido por los niños, hay que sumarle las esperas. Desde que un familiar cruza la puerta de la cárcel hasta que llega a la sala de vis-a-vis pasa media hora. Esto, sin tener en cuenta, el desplazamiento hasta la cárcel poco accesible si no se llega en vehículo privado.

Sala de vis a vis, a la presó de Brians 2, a Sant Esteve Sesrovires

Sala de vis a vis, a la presó de Brians 2, a Sant Esteve Sesrovires / Andrea Villoria

Sala de vis a vis, a la presó de Brians 2, a Sant Esteve Sesrovires

Sala de vis a vis, a la presó de Brians 2, a Sant Esteve Sesrovires / Andrea Villoria

El recorrido se ha llenado ahora de piezas de colores e ilustraciones, elaboradas por internos del centro, y pensadas para niños de tres a 12 años. En la recepción de la cárcel, una gaviota invita a los menores a dejar sus pertenencias en taquillas, antes de pasar bajo el arco de seguridad, que también se convierte en un ave marítima que "que vela por su seguridad y que cantará fuerte si detecta un objeto que no puedes entrar", añade la directora artística del proyecto.

Guixetes d'entrada a la presó de Brians 2 i murals durant el recorregut que fan els familiars

Guixetes d'entrada a la presó de Brians 2 i murals durant el recorregut que fan els familiars / Andrea Villoria

Guixetes d'entrada a la presó de Brians 2 i murals durant el recorregut que fan els familiars

Guixetes d'entrada a la presó de Brians 2 i murals durant el recorregut que fan els familiars / Andrea Villoria

Un faro de madera con franjas rojas y blancas preside la sala de espera en la que aparecen peces de colores pintados en el suelo. "Para no perderse, los niños deben seguir la luz amarilla del faro y los peces que navegan en dirección al tesoro", explican los profesionales a los menores a los que también entregan un mapa impreso con un juego de pistas que deben encontrar a lo largo del recorrido: "Por ejemplo, dos pececitos que se están besando, una liebre; es una manera de hacer más amena la entrada a la cárcel".

Angela Peinado, responsable de la intervenció artística que converteix l'entrada a la presó de Brians 2 en un joc de pistes pels fills de presos

Angela Peinado, responsable de la intervenció artística que converteix l'entrada a la presó de Brians 2 en un joc de pistes pels fills de presos / Andrea Villoria

Angela Peinado, responsable de la intervenció artística que converteix l'entrada a la presó de Brians 2 en un joc de pistes pels fills de presos

Angela Peinado, responsable de la intervenció artística que converteix l'entrada a la presó de Brians 2 en un joc de pistes pels fills de presos / Andrea Villoria

Para llegar a la zona de comunicaciones, los familiares deben bajar tres pisos a través de unas escaleras que desembocan en la Plaza de los olivos, un patio abierto que separa la zona de los profesionales penitenciarios con el área donde viven los presos. Aquí vuelve el gris. Entre un edificio y otro hay enormes vías de seguridad, flanqueadas por altos muros coronados con concertina. El único punto de color es una pequeña puerta, decorada con palmeras azules y verdes. Es la entrada en el área de comunicaciones, la zona de vis-a-vis.

El espacio de vis a vis cuenta con 28 habitaciones para recibir a las familias, equipadas con juguetes y material para los niños desde los 12 meses hasta los 10 años. Los presos que están en régimen ordinario, y que por tanto, no pueden salir de prisión, tienen derecho a realizar tres vis-a-vis mensuales. Hay tres tipos: vis-a-vis íntimo, con la pareja; vis-a-vis familiar, y vis-a-vis de convivencia para internos con hijos menores de 10 años.

Pati que separa l'edifici de professionals del dels mòduls d'intens, a la presó de Brians 2, a Sant Esteve Sesrovires

Pati que separa l'edifici de professionals del dels mòduls d'intens, a la presó de Brians 2, a Sant Esteve Sesrovires / Andrea Villoria

Pati que separa l'edifici de professionals del dels mòduls d'intens, a la presó de Brians 2, a Sant Esteve Sesrovires

Pati que separa l'edifici de professionals del dels mòduls d'intens, a la presó de Brians 2, a Sant Esteve Sesrovires / Andrea Villoria

Dentro y fuera de prisión: sin herramientas para relacionarse con sus hijos

"Aquellos padres que se encontraban una hora y media o tres horas al mes con sus hijos en una sala de vis-a-vis veían que les faltaba experiencia vital con sus hijos para poder compartir este rato y poder desempeñar el rol de padre. Sentían una carencia de recursos para relacionarse con sus propios hijos", asegura Ángela Peinado.

De esa necesidad nació el grupo de responsabilidad parental. Forman parte de él decenas de internos, como Giovanni que tiene una hija de 13 años y un niño de ocho, o Cristian, que es padre de una menor de seis años y de dos gemelos de dos años. Cristian, además, es voluntario del grupo de padres, encargado de poner y sacar juguetes, colchonetas, libros o peluches en las salas de visitas adaptadas a las edades de los niños que irán.

Sales de vis a vis, familiar i de convivència, a Brians 2

Sales de vis a vis, familiar i de convivència, a Brians 2 / Andrea Villoria

Sales de vis a vis, familiar i de convivència, a Brians 2

Sales de vis a vis, familiar i de convivència, a Brians 2 / Andrea Villoria

"Los niños se aburrirían sin los juguetes. Se les hace largo estar tanto rato cerrados", explica Cristian. "Dejamos el espacio lo más ancho posible para poder jugar con los niños y convertir la habitación en una especie de parque", añade Giovanni. "Yo me estiro por el suelo con ellos ya disfrutar todo el rato que tengamos", dice.

"Lo que buscamos es estar un poco más apegados a la familia", razona Cristian. "Estar con los niños, darles cariño para que sientan también el calor del padre mientras crecen, aunque estemos alejados. Queremos que tengan interacción con nosotros para que cuando quedemos en libertad no haya pasado demasiado tiempo sin vernos".

Cristian i Giovanni, interns de la presó de Brians 2 i pares membres del grup de responsabilitat parental

Cristian i Giovanni, interns de la presó de Brians 2 i pares membres del grup de responsabilitat parental / Andrea Villoria

Cristian i Giovanni, interns de la presó de Brians 2 i pares membres del grup de responsabilitat parental

Cristian i Giovanni, interns de la presó de Brians 2 i pares membres del grup de responsabilitat parental / Andrea Villoria

"Los mismos adultos no tenemos recursos para relacionarnos con los niños, no solo en prisión, también en la calle", razona Peinado. "Las propuestas que hacemos están relacionadas con el juego, el arte, la creatividad por dos cosas. Primero: es un lenguaje que el niño comprende. Y segundo: el padre conecta con su niño interior y logra comunicarse en un lenguaje que su hijo está entendiendo y con el que también él se siente cómodo".

Andrea Villoria

Andrea Villoria

Periodista especialitzada en informació judicial, policial i d'emergències. Ha treballat a les redaccions...

 
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