Rammstein evita quemarse

Madrid

Que Rammstein es sinónimo de polémica es lo habitual desde su nacimiento allá a principios de los 90, pero la banda alemana aterrizaba en Madrid en medio de una que supera todas las anteriores. Un único concierto en España con su cantante, Till Lindemann, bajo investigación por parte de la Fiscalía de Berlín por las denuncias por supuestos abusos sexuales cometidos después de los conciertos.

Lindemann es poco dado a dialogar con el público y Rammstein no suele variar su lista de canciones durante sus giras. Esta vez, sin embargo, sin referencias a las sospechas que pesan sobre él, el alemán se ha mostrado más agradecido de lo habitual y el grupo ha dejado fuera letras y gestos que pudieran echar más leña al fuego.

Rammstein ha guardado en el cajón la pornográfica 'Pussy', Lindemann ha eludido las gesticulaciones obscenas, el fin de fiesta no tiene maquinaria de formas que dejan poco a la imaginación y en la invitación a la fiesta oficial posterior al concierto ni rastro de la presencia de los músicos.

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Habría que ver qué pensaría Carlos V cuando decía aquello de que hablaba alemán con los caballos si viera ahora a miles de personas vociferando en esa lengua al ritmo de seis tipos que, después de haberse criado en clubes inclasificables de la escena underground de Alemania Oriental, ahora son capaces de que medio planeta cante sus canciones.

El espectáculo de Rammstein brilla en la oscuridad, por lo que han acumulado un importante retraso, con avisos en forma de pitada en la grada, hasta esperar a que llegara la noche. Quizá plantearse el show de España un 23 de junio no era la mejor idea si querían evitar el sol.

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Después, vía libre para las llamaradas que han salido por encima del estadio Civitas Metropolitano, un espectáculo infinito de luz y video, y una potencia de sonido que difícilmente podrá igualar un gol de Griezmann en idéntico escenario. De fondo, el típico olor a quemado de los conciertos de Rammstein y la sensación de que en comparación la ola de calor no va a ser para tanto.

Dos horas de metal industrial, fuego y explosiones en las que no ha faltado ninguno de sus éxitos (para los muy puristas quizá la mayor ausencia es 'Feuer Frei!) de todos sus discos, con el 'Du hast' que los catapultó a la fama como momento cumbre.

Sin intención de dejarse llevar por la inercia, Rammstein juguetea con el tecno en 'Deutschland', 'Sehnsucht' o 'Giftig' y convierte "Engel' en una canción lenta, con karaoke y móviles encendidos por todo el estadio.

Con aplausos y pitos entre el público cuando le ha tocado su momento de reconocimiento a Christoph Schneider, hasta el momento el único miembro de Rammstein que ha mostrado su respaldo a las mujeres que han denunciado a Lindemann, el punto final, la 'Adieu' que cierra su último disco, tiene cierto aire a despedida.

Que ese adiós pueda ser definitivo dependerá de factores que, como siempre con Rammstein, serán casi imposibles de descifrar, pero que a día de hoy también pasarán por las pruebas que encuentre o no la justicia contra un cantante siempre rodeado por la polémica.