Perro
"Del latín nos llegó 'can', que solo usarían hoy dueños megapijos de perros. Los primeros académicos dieron por buena la etimología de Covarrubias, que afirmaba que venía del griego 'pyr', fuego, por su carácter fogoso. Pero Corominas defendió su raíz onomatopéyica, 'prrr', que era la forma en que los pastores llamaban a sus animales"
Madrid
No sabemos adónde iba el perro que andaba esta mañana por los andenes del Metro de Madrid como perro por su casa, como tampoco sabemos de dónde nos llegó la palabra para nombrar a sus congéneres. Porque del latín nos llegó 'can', que solo usarían hoy dueños megapijos de perros. Los primeros académicos dieron por buena la etimología de Covarrubias, que afirmaba que venía del griego 'pyr', fuego, por su carácter fogoso. Pero Corominas defendió su raíz onomatopéyica, 'prrr', que era la forma en que los pastores llamaban a sus animales. Hoy el diccionario nos dice que su origen es incierto.
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Lo más sorprendente es cómo el nombre de este animal, el mejor amigo del hombre, se dice, ha inspirado todo tipo de insultos. Desde el "perro moro" o "perro judío", que ya recogía el Diccionario de Autoridades, hasta el “hijo de perra” que hoy se mantiene. Salvo ser un "perro viejo", si alguien mete la palabra perro en una frase, malo... De una persona despreciable se dice que es un perro, una prostituta, una perra. Una persona servil es un "perro faldero" y una agresiva, un "perro de presa". Las personas que no se aguantan andan siempre "como el perro y el gato". Un día complicado en lo personal o revuelto en lo meteorológico es "un día de perros". "Echar los perros a alguien" es montarle una bronca, "morir como un perro" es hacerlo en la miseria y el abandono, y "tratar a alguien como a un perro" es, sencillamente, maltratarlo. Si supieran leer, nuestros amigos los perros se agarrarían una buena perra.
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