El tándem Iglesias-Montero desaparece de la política activa

Esta vez llegaron a tiempo. Sumar pudo registrar en tiempo y forma la coalición de partidos que ya configuran este espacio de la izquierda a la izquierda del PSOE, aunque desde ese mismo momento del registro ya se vio que el acuerdo no había sido satisfactorio para todos. Con una muy enfadada Ione Belarra denunciando la exclusión de las listas de Irene Montero y hablando de que, a pesar de que hay acuerdo para ir juntos, la negociación continua, y con una muy sonriente Yolanda Díaz, sin mencionar nada de nuevas negociaciones ni el nombre de la todavía ministra de Igualdad.

No pareció el viernes que esta fuera la mejor manera para empezar un proyecto que debería ser ilusionante para un sector de la sociedad que, en buena parte, ha observado con incredulidad el tono de las negociaciones. Sí, van juntos, pero uno de ellos, Podemos, va tremendamente enfadado por lo que consideraba una línea roja que finalmente se ha saltado y que supone, en la práctica, su desaparición. Nadie de ese núcleo duro del partido que salió del 15-M está ya en las listas representando a Podemos. El tándem Iglesias-Montero desaparece de la política activa.

Y claro, visto lo visto, la pregunta es '¿y ahora qué?'. Cómo se pone en marcha un proyecto que ha encontrado tantas dificultades para su formación y que debería ilusionar y, sobre todo, movilizar a una parte de la izquierda que en las pasadas elecciones se quedó en casa, posiblemente, ante la incapacidad, entonces, de tejer ningún tipo de pacto. No parece que lo que hemos visto durante la negociación sea la mejor manera de empezar una vida en común.

Ahora lo que toca es convertir ese puzzle de siglas, incluso las que se han incorporado con la nariz tapada, en un proyecto electoral viable que mejore los pronósticos que le dan la mayoría de las encuestas y permita reeditar el gobierno de progreso. Es de esperar que a partir de ahora nadie mire hacia atrás ni a las cuentas pendientes, porque hay demasiado en juego. Todo el sacrificio hecho por unos y otros solo se explicará si, a partir de ahora, no hay otro objetivo, que no sea las elecciones del 23 de julio y el país que quieren y que se necesita tanto para el presente, como para las nuevas generaciones. Y no hay tiempo que perder si es que no quieren convertirse en una nueva decepción para miles de votantes.