El invento español de la ideología subrogada

Por primera vez, creo que lo más importante de las elecciones de ayer no está en el resultado, sino en lo que hemos descubierto. Gracias a la trama de compra de sufragios, hoy sabemos que eso de que el voto de todos los españoles vale lo mismo no es del todo cierto. Porque no tiene el mismo precio comprar un voto en Melilla que en Mojácar.

Hemos conocido que en algunos sitios cuesta unos 100 euros, en otros un poco de droga... o un paquete de pañales. Y esto nos lleva a dos conclusiones muy diferentes: una, que hay alcaldes que son tan demócratas que luego votan cuatro o cinco veces; y dos, que en España o la droga está muy barata o los pañales son muy caros.

Pero esto no se puede repetir en las próximas generales. Nuestra democracia queda en entredicho cuando sabemos que hay alcaldes comprando votos al precio que les da la gana. Por eso, lo que yo propongo es que el Gobierno regule el precio del voto para que cueste lo mismo, seas de donde seas. Sólo así podremos vivir en un país justo en el que los alcaldes corruptos de La Gomera tengan las mismas oportunidades que los alcaldes corruptos de Albudeite.

Como país tal vez no hayamos inventado la democracia, pero en estas elecciones hemos inventado la ideología subrogada. Por eso creo que hay que darle marco legal a estos votos gestados a través de militantes de alquiler para que cuesten el mismo precio o el mismo número de pañales.

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La épica española se va a la mierda

01:39

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