Política

ETA, el racismo y la presunta compra de votos eclipsan una campaña electoral utilizada como ensayo para las generales

El ruido político ha sido tan atronador que no se ha visto ni rastro de reflexiones o discusiones reposadas sobre qué medidas pretende aplicar cada partido para mejorar la vida de los ciudadanos, más habituales en las elecciones locales y regionales

ETA, el racismo y la presunta compra de votos: las claves de la campaña electoral (Sara Selva)

ETA, el racismo y la presunta compra de votos: las claves de la campaña electoral (Sara Selva)

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La campaña electoral de las elecciones municipales y autonómicas de este 28 de mayo ha tenido numerosos protagonistas, pero una gran ausencia. Los primeros han sido Núñez Feijóo, Díaz Ayuso, Pedro Sánchez o Yolanda Díaz, así como una resurrección electoralista de ETA, el debate sobre el racismo en España y las tramas de compra de votos en algunos puntos del país. Sin embargo, en la mayoría de lugares no se ha visto ni rastro de reflexiones o discusiones reposadas sobre qué medidas pretende aplicar cada partido para mejorar la vida de los ciudadanos. Vivienda, protección del medio ambiente o empleo juvenil han quedado en un profundo segundo plano.

Quizá lo más llamativo —a la par que preocupante— es que esto ha sucedido en una campaña para las elecciones municipales y regionales, donde se presupone que la cercanía entre electorado y candidatos es mayor y donde suele primar lo local. El ruido que se ha generado desde las direcciones nacionales de los partidos ha sido tan atronador que los candidatos autonómicos y locales apenas han podido brillar. Desde el inicio se ha respirado un ambiente mucho más propio de una campaña para las elecciones generales.

La primera gran polémica llegó con la inclusión —y posterior retirada— de exetarras con delitos de sangre en las listas de EH Bildu. Tanto PP como Vox vieron en esta decisión del partido abertzale una gran oportunidad para pasar a la ofensiva contra los partidos del Gobierno y, de paso, resucitar a la banda terrorista: "ETA está viva y en el poder", pronunció Díaz Ayuso. Una táctica política ya utilizada en el pasado, pero en este caso 12 años después del cese de su actividad y cinco desde su desaparición como organización.

Desde Ferraz trataron de girar la atención mediática por medio de varios anuncios con medidas sociales del Gobierno central, siempre proclamadas por Sánchez. Sin embargo, se cumplió la primera semana de campaña y el debate seguía centrado en Bildu y en ETA. Incluso en los debates electorales regionales, este argumento era constantemente utilizado. O ETA o yo. Ese era el primer mensaje que hacían llegar los candidatos de PP y Vox, siguiendo la estela de sus líderes nacionales.

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Los últimos coletazos de esta polémica provocaron división en las filas populares. La extrema derecha rescató su propuesta de ilegalizar al partido abertzale y obligó al PP a posicionarse. Desde Génova señalaron que no lo contemplan, amparándose en que no hay base legal para hacerlo, pero surgieron voces contrarias. Una vez más, Díaz Ayuso se desmarcó de la dirección nacional del partido y aseguró que va a intentar ilegalizarlo. Quizás como parte de su efectiva estrategia de ocupar los espacios políticos de Vox y así aglutinar el voto en su candidatura.

El caso Vinicius se cuela en la campaña

La campaña electoral dio un giro el pasado domingo. La noticia del intento de compra de votos masivo en Melilla ya se conocía, pero por el momento era el único y los partidos se limitaban a condenar los hechos. Sin embargo, Vinicius recibió insultos racistas por parte de un número considerable de aficionados valencianistas y su denuncia pasó a un plano internacional. El jugador del Real Madrid declaró que "España es un país racista" y abrió el debate, provocando una cascada de reacciones políticas a esta afirmación.

Todos los candidatos y líderes nacionales condenaron los hechos y mostraron su apoyo al brasileño. Incluso Vox, que centra su campaña en los menores no acompañados y la presunta inseguridad que generan los migrantes, se mostró contrario al racismo.

Así, mientras en el PP Feijóo aseguraba que era un problema menor y lo reducía a "algunas personas, muy pocas" que tienen comportamiento discriminatorio por raza, las formaciones progresistas trataban de rentabilizar electoralmente esta polémica para movilizar el voto antirracista. Desde Podemos, por ejemplo, urgieron a su socio de Gobierno a aprobar la primera ley en este sentido.

Los casos de compra de votos

Tras el racismo, el asunto que ha centrado estos últimos días de campaña ha sido las presuntas tramas de compras de votos. Todas son independientes entre ellas, pero tienen un factor común: intentar adulterar las elecciones mediante un resquicio legal que deja el voto por correo. El caso de Melilla fue el más sonado, por ser el primero y porque afecta a un tercio del electorado: puede representar de 6 a 8 diputados amañados de los 25 totales. Tanto es así, que Correos ha decidido anular casi la mitad de los votos por correo tramitados y Anticorrupción se ha hecho cargo de la investigación.

Tras Melilla, se ha vivido un goteo constante de detenciones y denuncias en diferentes puntos del país. Hasta cinco miembros del PSOE han sido detenidos por una presunta trama de compra de votos en Mojácar (Almería) y Albudeite (Murcia), mientras que dos de los 10 detenidos en Melilla están acusados de reclutar votos para el PP. Además, la sede de Coalición por Melilla (CPM) fue registrada por la polícia y su número tres, que además era Consejero, fue detenido.

Las denuncias sobre presuntas tramas de compra de voto se han registrado en La Gomera, Mazarrón (Murcia) o Villalba del Alcor (Huelva), sin que por el momento se conozcan más detalles. En el PP han utilizado las detenciones de socialistas para acusar al partido de "corrupción electoral" y de querer "ganar con trampas y engaños", por lo que ha optado por pedir el voto "masivamente" para "derogar el sanchismo".

Por su parte, Sánchez ha respondido en un acto de cierre de campaña y ha acusado a los populares de "embarrar" la política. Por ello, ha pedido "votar en masa al PSOE" para responder a "aquellos que insultan y descalifican" y que "quieren que nos alejemos de las urnas".

De esta forma, la campaña electoral llega a su fin sin que apenas se hayan dado a conocer las propuestas concretas de las distintas formaciones. El choque constante entre los bloques por ganar el relato a nivel nacional ha eclipsado el debate meditado y tranquilo que el electorado esperaba. Ante estos hechos, no cabe esperar que la campaña electoral de las elecciones generales previstas para finales de año vaya a ser muy diferente.

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Carlos de Barrón

Carlos de Barrón

Escribo sobre actualidad en Cadena Ser.com, con especial interés en la información internacional. Empecé...

 
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