Cannes 2023 | Jude Law se convierte en un depravado Enrique VIII en 'Firebrand', una mirada feminista a los Tudor
Alicia Vikander es la reina Catherine Parr, una mujer que cambió la religión y la política de Inglaterra y cuya historia rescata el director brasileño Karim Aïnouz
Cannes
Seis mujeres tuvo Enrique VIII uno de los reyes más importantes de la historia británica. No porque fuera un buen gestor o gobernante, sino porque cambió la historia de su país y de Europa al salirse, para conseguir el divorcio que el Papa no le concedía, de la Iglesia católica. La creación de una propia religión, el anglicismo, tendrá mucho que ver con el desarrollo económico de la isla, pues como bien señala Scorsese, la religión está unida al modo material de concebir el mundo. Pero centrémonos en Enrique VIII, que ha resucitado en el Festival de Cannes gracias a Jude Law.
El actor disfruta una interpretación al límite en Firebrand, película de época que cambia el punto de vista de la historia, contada desde lo masculino. El director de origen brasileño Karim Aïnouz debuta en sección oficial, después de haber ganado en Una cierta mirada, la sección paralela del festival, en 2019 con La vida invisible de Eurídice Gusmão, un espléndido melodrama que contaba la historia de Brasil a través de la violencia que sufrían dos mujeres, dos hermanas separadas por culpa del machismo y la pobreza.
El director, que fue ayudante en las primeras películas de Todd Haynes con quien ahora compite en Cannes, usa el melodrama y lo acerca a un relato histórico y al thriller, pero vuelve a incidir en cómo el machismo condiciona la vida de las mujeres, ya sea en los años 50 como en su anterior filme o en el siglo XVI. De las ocho mujeres del monarca británico, el director se centra en la última de ellas, Catherine Parr. Una mujer con voz propia amedrentada por lo que el monarca les hizo a las cinco mujeres anteriores, repudiadas, decapitadas, solo una murió de enfermedad.
Alicia Vikander borda un papel de mujer decidida a salir adelante y a cambiar el mundo en el que vivía, ayudada por todas las mujeres de la corte, sus damas de compañía. La cámara sigue a esta mujer, que conseguía libros de contrabando y que quería quitar peso y poder a los obispos y darlo a las creencias individuales. Contado casi como un relato de terror, donde la mujer es violada, arrinconada y donde el miedo a ser descubierta y condenada por traición y herejía está siempre presente. Curioso cómo la historia olvidó a este personaje, que escribió varios libros sobre la fe, como Lamentaciones de un pecador, y que tuvo una gran fuerza para apuntalar el protestantismo en el país. El hecho de que fuera una mujer la hizo, como a tantas otras, quedar en un segundo plano.
La película cuenta las dinámicas de violencia dentro de un matrimonio y cómo a lo largo de la historia la mujer solo ha tenido una función, la de tener hijos y herederos y cómo la violencia hacía las mujeres también se ejercía con ello. El guion es una adaptación de la novela de Elizabeth Fremantle que ha constituido su carrera literaria sobre la historia de Inglaterra de los siglos XVI y XVII. Dice la autora que era ese el momento en el que las mujeres escritoras empezaron a mostrar su voces, como lo hizo la reina Tudor, que dejó oir al mundo su ideal político y religioso, diferente al de su marido, que la dejó de regente cuando fue a la guerra con Francia.
La de Parr era una visión moderna de la política y la religión, como indica el título en inglés de la película. Firebrand es esa persona capaz de generar un cisma político, una revolución. Así es como la corte vio a Parr que trató de eliminarla por su manera de entender la fe de forma íntima, separa del poder del monarca. Sin embargo, el mal estado de salud de Enrique VIII, hizo que muriera antes que él. Fue, además, una mujer que se casó varias veces después de enviudar, que cuidó a los hijos del rey con las reainas anteriores y que, como todos en la corte, también jugó a mantener un legado a través de un heredero. Terrorífica la escena del aborto, donde nadie ayuda a la reina que ve, desesperada, cómo pierde sus opciones a seguir al lado de su marido.
Firebrand es mucho más política e interesante que las muchas versiones televisivas y cinematográficas que envuelven al monarca, también la más feminista de todas ellas, una historia de resistencia de una mujer contra el poder en una edición de Cannes obsesionada con explicar los roles de género y la manera de alterarlos. Así, el director firma una historia de amor y tiranía, manipulación y poder perfectamente engrasada y donde la tensión del thriller está hasta el final, con la lucha de una mujer que se resiste a ser gobernada y arrinconada, y para la que se apoya en dos grandes interpretaciones, la de Jude Law y Alicia Vikander y en momentos de humor, como las bromas hacia los españoles, a través de un loro al que llaman Carlos, por el emperador, el sobrino de una de las esposas muertas del rey.