De Le Pen en Francia a Meloni en Italia, pasando por la Hungría de Orban: el avance de la extrema derecha en Europa

Madrid

La ultraderecha ha llegado a su máximo esplendor en Europa. Los partidos ultraconservadores gozan hoy de buena salud. Para comprender esto hay que mirar hacia atrás. Debemos remontarnos a los años 80, es entonces cuando irrumpen en escena algunos partidos nuevos -como el Frente Nacional de Jean Marie Le Pen, en Francia; La Liga Norte en Italia; O en los países escandinavos, donde nacen partidos populistas -con rasgos claramente de extrema derecha-. Es una época compleja porque empiezan a cambiar muchas cosas. Steven Forti, investigador y profesor de historia Contemporánea en la Universidad de Barcelona, nos explica cómo el descontento y la insatisfacción favorecen el asentamiento de estos partidos: "Hay una serie de cambios que se dan en las sociedades occidentales, por ejemplo, el aumento de la población migrante o el incremento de las desigualdades. A partir del descontento vemos un asentamiento en los sistemas políticos de estos partidos". La consolidación de estos partidos políticos es aún más patente con la crisis del 2008. En definitiva, la desigualdad, el descontento social del pasado -que hoy sigue latente- explica el resurgir de la ultraderecha.

La crisis por la guerra en Ucrania y el mensaje de la ultraderecha

La extrema derecha siempre intenta aprovechar las situaciones problemáticas que atraviesa una sociedad. Lo hizo a finales del Siglo XX en Francia con Marine Le Pen; en la década de los 90 en Italia cuando la ultraderecha de la Liga Norte gobernó en coalición con Berlusconi; en tiempos de la crisis del 2008 y está pasando ahora aupada por la guerra en Ucrania y todo lo que ha generado. "Aprovechan los miedos, la rabia existente en parte de la población, para convertirlo en su discurso de rechazo al sistema a través de un lenguaje populista responsabilizando a otros partidos políticos o incluso a unos supuestos enemigos de la sociedad como son los migrantes. Aprovechan para culpabilizar". Es muy difícil, además, definir el perfil del votante. Depende del país. Por ejemplo, como nos ha dicho Forti, en España aún no ha entrado del todo entre la clase trabajadora. Sin embargo, en Francia, Polonia o Italia sí lo ha hecho.

"Aprovechan los miedos, la rabia existente en parte de la población, para convertirlo en su discurso de rechazo al sistema a través de un lenguaje populista"

—  Steven Forti, investigador y profesor de historia Contemporánea en la Universidad de Barcelona.

Por qué en unos países sí y en otros no del todo

Hay que tener claro que la ultraderecha no va a desaparecer porque no ha surgido de la nada, su auge se debe a cambios estructurales en la sociedad. Se ha normalizado, además, lo vemos en países como Francia (con el resultado histórico de Le Pen); en Italia está gobernando una mujer de ideología ultra; en España VOX ya está gobiernos autonómicos y es la tercera fuerza en el Congreso. Y el ejemplo más claro lo tenemos en la Hungría de Víctor Orban, donde ya no hay separación de poderes, poniendo en duda el sistema y el Estado de Derecho, como nos explica Steven Forti. Es el país modelo para la ultraderecha. "Hungría ya no es una democracia plena. El Parlamento Europeo definió el año pasado a Hungría como un régimen híbrido de autocracia electoral". El último capítulo más reciente lo vemos en Finlandia, donde los Socialdemócratas han perdido las elecciones frente a los Conservadores, que han elegido a la ultraderecha para formar Gobierno.

¿Se puede frenar la expansión de la extrema derecha?

Se puede frenar la desigualdad, para acabar con el descontento de una sociedad que vive en una permanente crisis. Pero lo que hay que hacer es comprender qué ha motivado su resurgir y, a partir de aquí, -como explica el profesor Forti- fortalecer la educación para frenar el discurso xenófobo y hacer que se recupere la confianza en las instituciones.