Cristóbal Soria: "El fútbol es para listos, ¿eso del fair play qué es?"

Madrid

Cabe preguntarse con qué se sufre más, si con una tertulia deportiva tras un Clásico en El Chiringuito o con el reto de A las Bravas. El único que puede responder a dicha cuestión es Cristóbal Soria, que tras años como delegado de campo del Sevilla FC y vivir el fútbol con pasión, ha acudido al reto de Raúl Pérez para averiguar si un plato de patatas bravas es capaz de transformar el calor de un partido en una cerilla que se apaga con un simple soplido.

Se desconoce si existe algún ranking de mejores delegados en fútbol, pero Soria tiene muy claro su posición ya que se define a sí mismo como "el mejor delegado del fútbol", una afirmación que ha reforzado: "Lo soy desde el Arca de Noé hasta nuestros días. No ha habido ni habrá nadie con las hechuras y la sabiduría que tenía el delegado del Sevilla F.C". A pesar de ese reconocimiento, ha admitido que, durante su época en los campos de fútbol, ha tenido algún que otro problema con los árbitros: "En mi época, cada vez que se formaba una 'garata', los árbitros llegaban, me expulsaban y luego preguntaban qué había pasado".

Soria ha admitido en numerosas ocasiones cómo trabajaba siendo delegado, y ha aprovechado para contar una anécdota con Mourinho que puede servir de buen ejemplo: "Imagínate, yo me llevaba los balones y se los daba inflados no, lo siguiente. Le dabas un soplido más y reventaban. Cuando iba el Madrid de Mourinho al Sánchez Pizjuan y me pedían balones para calentar, yo les daba un saco con balones que llevaba hinchando dos días". Esas "artimañas" también funcionaban a la hora de perder tiempo: "Tienes que pensar que las reglas del fútbol cambiaron por mi culpa. El fútbol es para listos ¿Eso del fair play qué es? Aquí se trata de ganar. Nada de 'gracias por competir', qué me estás contando".

Con la experiencia que atesora en terrenos de juego y tertulias, Soria se ha embarcado en la misión de llevar a lo más alto al equipo del Maribáñez, un pueblo de Sevilla. Bajo el título 'El peor equipo del mundo', el documental narra la travesía del club y sus jugadores para aspirar a lo más alto posible: salir de la tercera división regional andaluza. Soria ha explicado el cariño del pueblo y él mismo por el equipo: "A mí todavía no deja de sorprenderme. Piensa que, en un pueblo de Sevilla con 1007 habitantes, los niños no quieren ser ni de Joaquín, ni de Jesús Navas, ni de Vinicius ni de Pedri. Quieren ser de los jugadores del Maribáñez y se compran la camiseta de su equipo. Eso, en este país, no ocurre en ningún sitio".