La voz del Museo del Prado en TikTok que viraliza 'Las Meninas'

Madrid

El Museo del Prado acaba de recibir un Webby Award a mejor iniciativa internacional de Arte y Cultura. Cuando se piensa en TikTok a nadie se le viene a la cabeza un museo, y menos uno que llegue a los cuatro millones de likes. El Prado supera esas cifras y, se coloca como el museo más seguido en redes sociales en todo el mundo. Por esta razón, el equipo digital se ha hecho con uno de los conocidos como 'Óscar de Internet' por aclamación popular, a través del voto del público.

Bernardo Pajares es la voz que narra los vídeos del museo y, que junto a Javier Sainz de los Terreros, está al frente de la estrategia digital. Al recibir la propuesta de unirse al equipo de redes pensó que "tendría que hacer vídeos bailando delante de las obras de arte". Con un lenguaje dinámico y más desenfadado han conseguido traspasar fronteras y atrapar al público más joven. El 53% de sus seguidores son extranjeros y el 67% está por debajo de los 35 años.

Vivir una noche en el museo es el sueño de muchos. Bernardo si quisiera podría hacerlo, pero de momento se conforma con los madrugones. "Grabamos los vídeos justo antes de que abra el museo a las diez de la mañana. Enseñamos el detrás de las cámaras: cuando se cambian los focos, se pintan las paredes, la restauración de las obras...", relata la voz del museo.

Grabar una obra de arte, que se mantiene quieta y muda, no parece que vaya a atrapar la atención de usuarios de redes como TikTok. Donde prima la instantaneidad y la rapidez. Bernardo Pajares revela que el criterio para hacer su contenido atractivo es pensar en las curiosidades que a ellos les gustaría saber como "si en un cuadro hay huellas dactilares; que Vassari (un cronista de arte) reveló que hubo un naufragio en el que se perdió todo, excepto un cuadro de Rafael que milagrosamente sobrevivió; etc".

"Gustan mucho los detalles de las obras, una pincelada que de lejos es una cosa y de cerca otra", cuenta Bernardo sobre sus hits. Las Meninas de Velázquez son un éxito seguro, porque según afirma siempre funcionan. A pesar de su predilección por el pintor y, de encargarse de fomentar la imagen del museo, reconoce que "al pasar mucho tiempo delante de los cuadros te das cuenta que los más grandes también son humanos y, por supuesto, cometen errores".

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