Otro escritor francés

Madrid

No estoy de acuerdo con el asunto del tiempo. A mí no me parece que el problema sea el tiempo. El tiempo cuando uno lo busca, lo encuentra. Hay que dormir un poco menos y ya está. Y tampoco me parece un problema el contenido de lo que uno escribe. Podemos señalar la calidad. ¿Tú sabes por qué no hay escenas de sexo en mis novelas? Porque yo creo que para escribir de ciertas cosas hay que saber hacerlas muy bien. O al menos creer que uno las hace muy bien. Así que podemos señalar al ministro por la calidad de su prosa, que en cuestiones eróticas casi siempre es la calidad de su sexo, pero no porque escriba novelas ni aspire a entretener a la opinión pública francesa. Por otro lado, la opinión pública francesa es escandalosamente sexual. No olvidemos ahora mismo que su primer escritor Houellebecq tiene un lío jurídico pornográfico porque se grabó con una chica y parece ser que no se gustó. Otro, por cierto, que ha escrito tanto de sexo que podía haberse ahorrado la película. Ya lo hemos visto, ya lo hemos sufrido, algunos. A este ministro le diría que ciertas cosas hay que saber escribirlas porque antes hay que saber vivirlas, pero mi crítica, insisto, no pasaría de lo literario. A mí, que un país como Francia esté ahora mismo quemando las calles para protestar por la reforma de pensiones y que el ministro de Economía nos cuente cómo se dilatan los anos, me parece perfectamente coherente. Lo raro sería que no lo hiciese. Al menos él sabe de qué va la cosa.