El Supremo absuelve a un jubilado de Granada que mató a un vecino que le agredió en mitad del campo por diferencias con unas tierras

Madrid

La sala de lo penal del Tribunal Supremo ha absuelto a un jubilado de la localidad granadina de Jun que mató de un disparo a un vecino por unas tierras. El jubilado iba por el campo junto a un amigo cuando llegaron a un riachuelo donde se encontraron a este vecino -que tenía un huerto junto al de su amigo- con el que ya habían tenido discusiones y conflictos. El hombre llevaba encima un palo de grandes dimensiones, un hacha y un machete. Cruzó el río en dirección al jubilado y lo empujó dejandolo aturdido en el suelo. El otro huyó, pero el vecino le dio caza a los 100 metros.

Cuando blandía el hacha y estaba a punto de sacar el machete para atacarle, el jubilado sacó una pistola que llevaba y le disparó en la cabeza. Murió en el acto y su cuerpo fue encontrado tres días después de lo ocurrido. El Tribunal de Justicia de Andalucía le condenó por asesinato a la pena de ocho años y medio y por tenencia ilícita de armas a otros dos años de prisión. El jubilado lleva en prisión por estos hechos desde marzo de 2020. Ahora el Supremo le absuelve del primero de los delitos porque actuó en legítima defensa y ordena su inmediata puesta en libertad.

Dice la sentencia que "el acusado fue objeto de una agresión que ponía en riesgo cierto su vida, que era ilegítima y que de ningún modo había provocado. Ante ello, trató primeramente de huir. Fue perseguido y alcanzado, en circunstancias en las que no podía esperar ninguna clase de asistencia procedente, no ya del Estado, sino tampoco de cualquier tercero. Lejos de hacer un uso precipitado del arma de fuego que llevaba consigo, resolvió confiar en que el ataque finalmente no se concretaría en términos especialmente graves" Sin embargo, no fue así y por eso "resolvió a tomar el arma de fuego que llevaba consigo, sin que el vecino desistiera por ello del ataque y cuando ambos no se hallaban a más de metro y medio de distancia, el acusado disparó".

El jubilado, dice la sala, actuó "impulsado por la necesidad de defenderse del inminente ataque". Añade que "no es preciso imbuirse en manuales relativos a las técnicas de combate o en los que se cuidan de abordar las intervenciones policiales, para comprender que un arma punzante, a corta distancia de la víctima comporta una situación de riesgo grave para la vida, si quien la porta está decidido a emplearla en el ataque". La situación "nubló el entendimiento de quien la estaba padeciendo" y es por eso que el acusado "que portaba consigo un arma de fuego que hasta ese momento no había exhibido, optó, ante lo apremiante de la situación cuando el ataque era ya irremesible y para proteger su vida, por hacer uso de la misma".