Táctica del salchichón y teoría del corsé

Barcelona

Las propuestas y los pactos internos europeos suelen ser complejos. Hay que traducirlos. Hoy la Comisión ha sacado sus documentos definitivos sobre la reforma del Pacto de Estabilidad. Aquel manual que imponía la sobriedad presupuestaria. Pero que llegaba a la austeridad excesiva, imponiendo un corsé bastante rígido a las cuentas de cada Estado miembro. Si había déficit desbordado, o deuda creciente, tocaba recortar gasto social o inversión. La inversión pública era lo que primero sufría. Y por eso Europa ha crecido menos que Norteamérica.

Bruselas ha sintonizado con el aire de los tiempos. Primero, con el inmenso paquete de los fondos Next Generation, dedicados sobre todo a la inversión medioambiental y digital. Y ahora con la reforma del Pacto de Estabilidad, que estaba suspendido temporalmente, porque no se podía asfixiar a los países en momentos de crisis por la pandemia o por la guerra. Pero el ministro de Hacienda alemán, un liberal bastante duro, y otros detrás de él, quieren volver a la deriva de austeridad.

Las propuestas de la Comisión de momento lo impiden. Sobre todo porque se permitirá que cada Gobierno haga su plan para sanear las finanzas públicas y bajar la deuda al ritmo que considere más realista, sin sacrificios innecesarios. Pero los halcones logran recortar a cada paso sus propuestas más flexibles y dinámicas. Todavía quieren imponer un corsé según el cual debe haber mínimos numéricos rígidos para reducir el endeudamiento. No lo logran, pero a cada discusión obtienen alguna pequeña compensación. Cortan el salchichón a rodajas. Esperemos que se mantenga lo esencial del embutido nuevo. La clave es que no haya corsé, y que no se agote el salchichón. Pero nada es seguro. Habrá más peleas entre los ministros.

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