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¿Por qué esta recuperación tiene forma de K?: "El escudo social ha tenido efecto, pero no ha sido suficiente"

La pobreza en España cae, pero no la precariedad. La población en riesgo de pobreza o exclusión social en España disminuye a niveles no vistos desde la crisis inmobiliaria. El crecimiento del empleo ha permitido esta mejora, pero: ¿qué tipo de empleo? La recuperación tiene forma de K, donde los más vulnerables no ven cambiar su situación.

¿Por qué esta recuperación tiene forma de K?

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Madrid

El porcentaje de población en riesgo de pobreza o exclusión social en España se ha reducido al 26,0% en 2022, respecto al 27,8% del año anterior. La pobreza cae, así lo mide la tasa AROPE - por sus siglas en inglés, At Risk Of Poverty or social Exclusion- que analiza la pobreza más allá de los ingresos. El índice se construye sumando la población que se encuentra en riesgo de pobreza, con carencias materiales o con baja intensidad en el empleo.

Un 26% de la tasa AROPE se traduce en que 1 de cada 4 familias en España están en riesgo de pobreza o exclusión. Pero, también significa que hemos tocado el mejor dato desde que estalló la crisis inmobiliaria en 2008.

La disminución de la tasa AROPE se produjo en sus tres componentes. Desgranándola, el porcentaje de población en riesgo de pobreza cayó del 21,7% al 20,4%. El porcentaje de personas residentes en hogares con carencia material y social severa se aminora en seis décimas, hasta el 7,7%. Mientras que el porcentaje de población en situación de baja intensidad en el empleo se rebaja del 11,6% al 8,6%.

Este último, el empleo, es el principal impulsor del descenso de la pobreza, pero ¿a qué coste? La precariedad es el denominador común del empleo actual. 13.008 euros al año es el ingreso medio por persona en España. Pobreza menguante, pero precariedad creciente, así queda la balanza.

La consecuencia a esos salarios precarios es otro tipo de pobreza: la pobreza energética o la pobreza alimentaria. El 17,1% de los hogares españoles no pueden mantener una temperatura adecuada en sus casas, no llegan a pagar las facturas de la luz. La energética, lleva cuatro años consecutivos subiendo, desde 2019 que se situaba en 7,6%.

En términos de pobreza alimentaria, también aumenta, aunque no con tanta fuerza. En 2022, el 5,4% de los hogares no pueden comer carne o pescado dos veces en semana.

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"Tenemos una situación complicada, aunque es verdad que en todos los indicadores son positivos. Hay que prestar mucha atención a privación material y social severa, que ahí si hay subindicadores que son preocupantes", explica Carlos Susias, presidente de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza.

¿Qué puede hacerse en materia de políticas públicas?

"En primer lugar, hay que dejar claro que los datos de pobreza hacen referencia al año 2021 y la privación material severa al 2022 -en momentos de alta inflación-. El escudo social ha tenido efecto, pero no ha sido suficiente. Tenemos que hacer que el escudo social sea más intenso y más extenso", sentencia Carlos Susias.

"La realidad es que el 10% de los españoles que estaban peor, han empeorado su situación. Tenemos que tomar medidas dirigidas a ellos. Por ejemplo, el Ingreso Mínimo Vital tiene que ser más intenso, más extenso y mucho menos burocratizado", advierte.

 
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