«El teletrabajo ha llegado para quedarse» fue una de las frases más repetidas en el ámbito laboral cuando llegó el coronavirus. Las restricciones a la movilidad obligaron a miles de trabajadores a seguir trabajando encerrados en sus casas. Y la mayoría de las empresas tuvieron que preparar de manera acelerada planes para mantenerse operativas teniendo a sus trabajadores en remoto. Entonces los gobiernos y los expertos auguraron que ese salto hacia el teletrabajo se convertiría en estructural y que la presencialidad total que era lo más habitual antes de la pandemia seguiría su declive. Pero tres años después los datos dicen lo contrario. Más de la mitad de los que se incorporaron al teletrabajo por la pandemia ya ha vuelto a trabajar exclusivamente desde su oficina, según datos del Monitor de Adecco extraídos de la última Encuesta de Población Activa. A día de hoy, 2,56 millones de personas aseguran que pueden teletrabajar total o parcialmente, cuando hace dos años esta cifra se acercaba a los cuatro millones. Esto significa que un 12,6% de los trabajadores que tiene España puede hacerlo de manera remota, lejos del 20% de media europea. «Mi empresa ha decidido que disfrutan viéndonos las cara» explica Nacho, gestor de una empresa que se dedica a la exportación en la industria alimentaria. «Me dedico a la atención a clientes a través de correo, teléfonos o videoconferencias pero mi empresa opina que es mejor a la oficina porque si no, baja la productividad» añade. El caso de Nacho es un ejemplo de lo que le está ocurriendo a muchos trabajadores. Tanto que algunos como Ana han decidido cambiar de empresa: «al volver a la presencialidad decidí que me iba a ir a empresas que me permitieran teletrabajar el mayor tiempo posible». Y así lo ha hecho. Javier Blasco, director de The Adecco Institute Group, atribuye el retroceso a varios factores: «muchas empresas han creído que detrás del teletrabajo puede haber mayores costes en un momento de crisis económica», explica. Pero también admite que «las empresas no tienen un modelo transparente que permite valorar el impacto que tiene la presencialidad en la productividad». Blasco admite que «la flexibilidad en tiempo de trabajo y en teletrabajo sí se ha convertido en una parte importante del salario emocional» y por tanto es un elemento importante en el proceso de negociación para incorporar nuevos trabajadores a la empresa.