¿De qué va?

Galicia

Te pasas unas pocas horas desconectado de la actualidad y ya tienes que ir preguntando todo el rato de qué va lo de Xi Jinping, de qué va lo de los incendios, de qué va lo de Ana Obregón, o de qué va ahora lo de Trump. Qué esclavitud. «De qué va» es una pregunta incierta, algo desganada, y bastante efectiva si eres de los que no se enteran de mucho, y no se mueren por enterarse. Casi siempre se obtiene respuesta, aunque no sea nada relacionado con la verdad. Debe de ser una genialidad, en el fondo. Al fin y al cabo, es imposible que las cosas no vayan de algo. No puedes destacar delante de alguien una noticia, o que te gustó una película, o que quieres ir a no sé que obra de teatro, y que la primera pregunta no sea «¿De qué va?». Más vale tener una respuesta clara, corta, que empiece justamente con un «Va de». Después a lo mejor resulta que va de otra cosa distinta. Pero eso ya no importa. De entrada, necesitamos una respuesta para salir del pasó, que no complique la vida al que responde, que diga algo y que a la vez no diga nada. Como cuando un señor preguntó a otro de qué iba el libro que estaba leyendo, y este respondió «va de un empleado pequeño burgués que vive con los padres y una mañana se despierta convertido en escarabajo».