Cajonero

Ayer, en Cádiz, se produjo una escena que ha tenido un impacto de cajones, podíamos decir... Llegaban los reyes al Teatro Falla en el momento en que unas sesenta personas hacían sonar a todo trapo sus cajones. Quien dirigía la fiesta animó a Felipe y a Letizia a que se sumasen, el rey lo hizo y el percusionista Guillermo García, el Guille, sentenció: "Tenemos al primer rey cajonero de la historia".

Todo esto sucedía en el marco de los actos del Congreso Internacional de la Lengua Española. Y aparte de la anécdota y de las imágenes que la documentan, el Guille dejó sin querer un encargo a la RAE. Porque ninguna de las diez entradas de la palabra cajón hace referencia al popular instrumento que viajó hace siglos de África a Perú y que trajo en 1977 Paco de Lucía a España para adoptarlo como instrumento flamenco. Lo mismo sucede con las nueve acepciones de cajonero o cajonera: ninguna nombra a las personas aficionadas o diestras en el manejo del cajón. Y, claro está, tampoco ha llegado al diccionario la palabra cajoneada, que es como se nombra a estos encuentros populares. Pues ahí queda el encargo. La batucada entró en la última edición del diccionario, así que esperaremos y, si no, insistiremos como una mosca cajonera.