Es para matarte
"Guste o no, la vida es imposible sin exabruptos, de los que después nos arrepentimos, y a los después de después volvemos a recurrir, solo faltaría"
Galicia
«Yo te mato». «Era poco matarte». «Me matas». Etcétera. A menudo matar, como se ve, es una simple forma de hablar. El uso le ha ido quitando gravedad, dramatismo. Digamos que el verbo posee una variante inofensiva, que, eso sí, sirve para convocar a su alrededor cierta curiosidad. Dices «matar» y al instante la gente se vuelve y te presta un poco atención. Yo aún siento hormigueos cada vez que se acerca la escena de Grupo Salvaje en la que Willian Holden, en las que son sus primeras palabras en toda la película, dice eso de: «Si se mueven, mátalos». Por todo ello, quitaría hierro a que Ayuso escribiese a sus diputados por whatsapp: «Hoy la izquierda está acabada. Matadlos». Algunos personas simplemente manejan pocos verbos, y los que se saben, necesitan que llamen la atención al pronunciarlos. Pero todos decimos «Matar». Hace unas semanas oí caer a mi hija por el pasillo y decir: «Me maté». Fue solo un par de días después de que yo descubriese un chicle pegado el asiento del coche. Me fue imposible no gritar «Yo la mato». Guste o no, la vida es imposible sin exabruptos, de los que después nos arrepentimos, y a los después de después volvemos a recurrir, solo faltaría.