Una realidad subyacente para Garamendi

Después de cotizar desde los 14 y durante más de cincuenta años, creo que tengo derecho a sentar un empresario a mi cabecera y decirle, mira, hijo, con lo que nos sobre del alquiler y de comer nos vamos al cine

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Maruja Torres MistralS

Cadena SER15/03/2023 - 07:15 UTC

Madrid

Hay una realidad paralela y una realidad subyacente. A mí, en la paralela, o metaverso, me gustaría ser un níscalo y poseer de una vez por todas a Pedro Pascal en esa nueva versión dilatada de La noche de los muertos vivientes que es The last of us.

Pero en la realidad subyacente, o sacadetodo, que es la que observo y compruebo cuando leo las secciones de economía, o las páginas de ecos /de sociedad con bodorrios entre cachorros; a mí, en esa realidad de cemento armado, lo que quisiera es llegar a hacerme cargo de Antonio Garamendi en su vejez, cuando le toque retirarse y no tenga acceso a una pensión, el pobre.

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Después de cotizar desde los 14 y durante más de cincuenta años, creo que tengo derecho a sentar un empresario a mi cabecera y decirle, mira, hijo, con lo que nos sobre del alquiler y de comer nos vamos al cine.

Cierto, es posible que el hombre tenga algunos ahorros; cierto, también podrán echarle una mano sus amigos del Ibex que, según contaba El País el pasado lunes, no sólo cobran lo que cobran, sino que, además, disfrutan de casa pagada, energía subvencionada, préstamos al 0% y coche gratis.

En cualquier caso, como cotizante añeja y pensionista de los últimos días, he hecho suficiente para disponer de un jefe de la patronal a mi servicio, con quien compartir penurias, y a quien poner a sacar la ropa del tendedero, mientras yo me dedico al otro metaverso y me convierto en hongo bajo la camisa de Pedro Pascal.