Eufemismo
Cada eufemismo económico demuestra una confianza irracional por parte de quien lo fabrica en que una palabra puede hacer desaparecer el problema o camuflárselo a quien lo va a sufrir
La Palabra del Día | Eufemismo
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Tras el terremoto bancario detectado en Estados Unidos, Europa sufre réplicas de perfil propio. Credit Suisse ha reconocido “debilidades materiales” en los resultados presentados los dos últimos años, un eufemismo de libro que nos habla de una contabilidad irregular o de un agujero en toda regla. El eufemismo, que es “una manifestación suave de ideas cuya expresión precisa sería dura”, según la RAE, es un recurso extendido en muchos ámbitos. Y aunque el prefijo de raíz griega “eu” nos remite a algo bueno, cada vez que escuchamos un eufemismo en materia económica suenan las trompetas del Apocalipsis.
Lo comprobamos en la anterior crisis global de 2008 que, antes de recibir tal nombre, fue "aterrizaje suave", "ralentización", "desaceleración transitoria", "intensa desaceleración"... Al eufemístico gobierno de Zapatero le sucedió el de Rajoy, también creativo, que llamó “crecimiento negativo” a lo que era recesión, “reformas estructurales” a los recortes, “recargo temporal de solidaridad” a la subida de impuestos, o “medidas excepcionales para incentivar la tributación de rentas no declaradas” a la amnistía fiscal. El rescate bancario, que se vio que fue rescate, nunca fue nombrado así. Cada eufemismo económico demuestra una confianza irracional por parte de quien lo fabrica en que una palabra puede hacer desaparecer el problema o camuflárselo a quien lo va a sufrir. Vamos, dicho sin eufemismos, el reconocimiento de que eres imbécil o de que crees vivir rodeado de gilipollas.