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"No tiene sentido que la policía por ley deba formarse en violencia sexual y la fiscalía no"

La fiscal de Barcelona Alexandra Garcia Tabernero, del juicio a un violador en serie, reclama más formación y protección a las víctimas, y revindica el papel del ministerio público

"No tiene sentido que la policía por ley deba formarse en violencia sexual y la fiscalía no"

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Madrid

"No tiene sentido que la policía por ley deba formarse en violencia sexual y la fiscalía, que es quien dirige la policía judicial, no". La fiscal de Barcelona Alexandra Garcia Tabernero es clara: hace falta especialización y más medios para proteger a las víctimas de agresiones sexuales. "Los profesionales de la justicia debemos formarnos en estas materias; tenemos que saber qué preguntar para que el tribunal acabe viendo intimidación allí donde hay intimidación". La suya es la voz de una generación. Enérgica y enamorada del derecho, está convencida de que hay espacio para la creatividad dentro del juzgado. "Si no, lo tenemos que crear", asegura.

Con 31 años, Garcia Tabernero tiene un currículum de película. En 2009, sacó la mejor nota de selectividad de Cataluña, rozando el 9,9. Podía estudiar lo que quisiera, pero "desde los 10 años quería estudiar derecho". Con 18 años, obtuvo la primera de todas las becas que le han permitido ser fiscal. Estudió derecho en Harvard e hizo prácticas en la Corte Penal Internacional y en el Tribunal Penal Internacional que juzgó el genocidio de Srebrenica, y en 2017, en tiempo récord, un año y medio, superó las oposiciones a la judicatura. Tenía claro que quería ser fiscal: "somos los abogados de la sociedad". Hace unos meses hizo "el juicio más importante" de su vida, el que ha acabado condenando a 11 años y tres meses un violador en serie que atacó al menos a cuatro chicas durante la pandemia en Barcelona, vestido de repartidor de Deliveroo.

"El trauma puede llegar a paralizar el cuerpo de una persona"

"La mejor recompensa de un fiscal, la mejor de las medallas, es el agradecimiento de una víctima", asegura Garcia después de obtener una condena en un juicio que le sacó el sueño. "Fue lo más importante, no solo por la complejidad técnica y el reto de presentar todas las pruebas, sino por la vertiente humana". La condena al violador de Deliveroo, que todavía no es firme, contempla una indemnización de 70.000 euros a las víctimas, que sufrieron unas "secuelas estremecedoras", según la fiscal.

La Audiencia de Barcelona condenó el acusado por agredir sexualmente a cuatro víctimas a las cuales abordó en el portal de su casa, aprovechándose de que a causa de la Covid no había nadie en la calle y de la confianza de las víctimas que lo dejaban entrar en el edificio, puesto que vestía como un repartidor de comer a domicilio. "Una de las chicas quedó en una silla de ruedas durante una semana por el trauma [de la violación]", destaca. "El trauma puede llegar a paralizar el cuerpo de una persona", concluye.

"Otra de las chicas tuvo que hacer frente a solas al procedimiento porque todavía hoy, no puede explicar a su familia, en su país de origen, Marruecos, qué le ha pasado. Es sobrecogedor", se lamenta Garcia Tabernero. "Era importando que el sistema judicial respondiera ante unos ataques que causaron una gran alarma social, sobre todo en la población femenina; unos ataques que incrementaban en frecuencia y gravedad".

Más protección a las víctimas de violencia sexual

El juicio al violador en serie de Deliveroo fue el reflejo de un cambio. La fiscal pidió que las víctimas declararan a puerta cerrada, que estuvieran acompañadas y que una mampara las separara de su agresor. En la sala de vistas además, entre el público, más de media decena de agentes de la Unidad Central de Agresiones Sexuales de los Mossos, que habían investigado el caso, siguieron las principales sesiones del juicio, en especial, una que hizo historia: la declaración, por primera vez en España, de un analista en conducta criminal. Una prueba de inteligencia de un perfilador capaz de describir el acusado como un depredador, que los jueces han admitido en la sentencia.

Pese al oasis del caso concreto, "siempre hay espacio de mejora en la administración de justicia", reflexiona Garcia. Y el acompañamiento a las víctimas es fundamental. "En el Palacio de Justicia nos encontramos que a pesar de la buena tarea de una serie de profesionales que se implican y que acompañan a las víctimas, a veces, no hay un espacio idóneo para que esperen en su declaración más allá de una sala de vistas que en aquel momento esté desocupada casualmente o del despacho de Fiscalía, que propiamente no es un espacio neutral", lamenta. "Una mentalidad contraria al progreso y a la voluntad de mejora es incompatible con un servicio público adaptado a los tiempos actuales", sentencia.

Barcelona es pionera en el acompañamiento de víctimas. Aun así, sufre, según la fiscal, "un problema endémico: se está supliendo con buena voluntad y vocación una carencia de medios personales y materiales". Esta joven fiscal celebra que, cada vez más, se apueste por las pruebas preconstituidas, las grabaciones de la declaración de la víctima en fase de instrucción para reproducirlas durante el juicio y evitar que la denunciante tenga que volver a explicar qué le pasó, reviviendo una vez más la agresión. "Las víctimas tienen que explicar cuatro o cinco veces los mismos hechos; si la denunciante es víctima de un robo, esto no implica un fenómeno de revictimización, pero si hablamos de una agresión sexual, esto cambia".

Los fiscales tienen que tener "piel de elefante"

"Las alegrías compensan la impotencia", dice Garcia, que empieza a ver endurecer su piel, siguiendo el consejo de un compañero de la Corte Penal Internacional. "El juez sudafricano que integraba el tribunal que juzgó y condenó el general serbobosni Ratko Mladic, conocido como el carnicero de Bosnia, me dijo: 'Àlex, tienes que tener en esta profesión la piel de elefante. Quiere decir piel protectora y gruesa'. En aquel momento no entendí muy bien qué decía. Ahora lo recuerdo".

En el despacho de Alexandra Garcia, como la de la inmensa mayoría de jueces y fiscales, hay pilas y pilas de papeles, carpetas con la documentación de decenas de casos que investigan en paralelo, a pesar del desconocimiento de buena parte de los ciudadanos, según la fiscal. "La gente no sabe que hacemos", afirma con ejemplos: "El otro día, al office de la Fiscalía, unas chicas que cursaban un grado de administración de Justicia me pidieron por qué fiscal trabajaba yo, me preguntaban de qué fiscal era la secretaria", recuerda riendo. "Los pregunté '¿Cómo imaginas a un fiscal?', y me respondieron, muy espontáneamente: 'Un fiscal es un señor con bigote de unos 60 años, que va con maletín, tiene mala leche, y no saluda por el pasillo".

Con humor, describe a sus sobrinos que "los fiscales son mitad juez, mitad policía" y a los adultos, que los fiscales de instrucción "son los médicos de cabecera de la fiscalía". "Tocamos todas las teclas: desde una agresión sexual, a un robo o una tentativa de homicidio". Lo que hacen primordialmente, dice, es investigar y "defender la ley con imparcialidad". "Tenemos que acusar cuando hay pruebas y tenemos que pedir el archivo cuando no las hay".

Andrea Villoria

Andrea Villoria

Periodista especialitzada en informació judicial, policial i d'emergències. Ha treballat a les redaccions...

 
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