Laura Baena, del Club de Malasmadres: "Los hombres hacen muy bien la parte pública del feminismo, pero también la tienen que hacer en casa"
Aimar Bretos entrevista a la fundadora de una comunidad digital que hoy en día tiene más de un millón de seguidores
Madrid
"Malasmadres es un movimiento social, una comunidad. Para mí fue la terapia más barata jamás contada. Compartir que me sentía mala madre porque el modelo tradicional de madre ya no nos representa. Y a partir de ahí, de un tuit y de un sentimiento individual, una necesidad social de que alguien dijera la verdad de la maternidad y de que alguien dijera "vale, estas son las normas de la maternidad, somos malas madres" y a partir de ahí ha sido como una identidad". Esta es la definición que explica el éxito del Club de Malasmadres en boca de su fundadora, la creativa publicitaria Laura Baena.
Lo que empezó como un desahogo hace casi diez años y se convirtió en toda una red que hoy tiene más de un millón de personas. "Es como que las madres de hoy en día hemos encontrado en eso una identidad que nos representa, que nos hace vivir la maternidad con más libertad, con menos presión social y con más ganas de luchar por un cambio a nivel de conciliación y de tantos estereotipos que siguen estando tan asentados. Pero, sobre todo, nace con mucho humor. Reírnos de los intentos fallidos por ser esas madres perfectas. No lo somos".
¿Qué les une? Responde Baena: "Yo creo que lo que nos une es una manera de ver la maternidad distinta. Tengamos en cuenta que venimos de un modelo de madre abnegada que renunciaba a su vida profesional y no sólo a su vida profesional, a su placer, a sus deseos, a sus metas, a su identidad como mujer. Llegaba la maternidad y de repente te daban hombre. Eras la madre de. Y la mayoría de esas mujeres de la generación anterior, como mi madre, renunciaban a su vida. Y renunciaba a todo por nosotros. Por nosotras. En mi caso, dos hijas. No se dieron cuenta de que nos íbamos a encontrar con los mismos problemas, que era ese techo de cristal que sigue siendo la maternidad, que nos empuja a renunciar a la mayoría de las mujeres".
Es llegar la maternidad y se disparan las brechas entre ellos y ellas. "Una de cada dos mujeres pierde salario cuando llega la maternidad, porque se da por hecho que tenemos que reducir jornada, pedir una excedencia o abandonar o no decir que sí un ascenso o perder oportunidades por el camino. Y es que además nos impacta muchísimo en la salud mental de las mujeres y estamos renunciando", explica Baena, que lidera la Asociación Yo No Renuncio. "Vivimos desigualdades laborales, ostentamos los puestos más precarios de una empresa y muchas veces cogemos reducción de jornada, excedencia, abandonamos totalmente el mercado laboral. Entonces nos une esa sensación. Un poco de querer luchar por un nuevo modelo de maternidad más tranquilo, menos perfecto, con menos exigencias". Y, por encima de todo, no dejar de ser ellas mismas, que la maternidad se convierta en todo y eclipse el resto de su vida. "También queremos ser mujeres, también queremos salir, también queremos compartir, también queremos crecer profesionalmente y a la vez que eso no nos tache de malasmadres, porque el amor no está ahí".
El centro del tablero: la conciliación. La conciliación real. "En el conciliar te das cuenta que conciliar le sale gratis al Estado, a las empresas, a los gobiernos y a toda la sociedad, pero tiene un coste altísimo económico, emocional y personal para las mujeres". Cuenta Baena que, según los estudios que ha elaborado su asociación, la mayoría de mujeres renuncian a su carrera profesional al llegar a la maternidad. "Conciliar es ese cuento chino que nos creímos. Conciliar es realmente sobrevivir a día de hoy a coste de abuelos y abuelas que son el mayor pilar de la conciliación en España. Eso no es conciliar. A coste de extraescolares, escuelas infantiles que ellos mismos (la comunidad educativa) dice "ojo, esto no es para conciliar. Aquí los niños vienen a aprender, a educarse, a ser parte de la sociedad". Conciliar es un privilegio pagado por muy pocas familias". Un privilegio que, dice, ella también tuvo durante un tiempo, cuando "dedicaba mi sueldo" a pagar a una mujer, a otra mujer, que cuidara de su hija.
"Eso son parches, pero vivimos rodeados de parches. Y además en la política y en las instituciones, cuando se habla de conciliación, cuando se legisla por la conciliación, que siempre hablamos de un pacto de Estado por la conciliación, lo que se hacen son pequeños parches. Nos van poniendo miguitas de pan para que creamos que estamos hablando de conciliación y estamos a esperar". El pacto de Estado del que habla "tiene que incluir sobre todo presupuestos importantes" porque una sociedad sin conciliación, sostiene Baena, no puede tener futuro. "Realmente es un problema de todas las generaciones y todas las personas, padres, madres, hombres, mujeres, todos".
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¿Cómo entra el teletrabjo en todo esto? "El teletrabajo, madre mía, la de mesas en las que que estaba hablando del teletrabajo, que lo ponen como que es un grave problema para la igualdad de la mujer. Y ahí yo siempre digo será un grave problema, pero es que es la única salida y es lo único a lo que te puedes agarrar. Dudo que haya una mujer madre que esté trabajando, que tenga la oportunidad de teletrabajar hoy en día, que te diga 'no lo quiero'".
Y entonces Baena se hace preguntas: "¿Por qué tenemos tanto miedo a que una mujer madre trabaje en su casa y pare un segundo a poner una lavadora? ¿O que a la vez que está trabajando en un trabajo digital que pueda hacer perfectamente su casa con un ordenador con todo cubierto tal con internet, le dé el Dalsy a su hijo a la hora acordada?". Preguntas a las que ella misma responde: "Lo que hay que fomentar es la responsabilidad compartida de empresas y empleados y trabajadores. No hay miedo. Lo que hay es falta de compromiso por parte de la empresa y lo que hay es no querer dar pasos hacia una conciliación real. Porque realmente, ¿qué pasa si los límites en la vida del trabajo se diluyen un poco? Estamos en una sociedad digital. Realmente nos está favoreciendo el poder desplazarnos, ser más sostenibles. Eso es fundamental para las familias hoy en día. Eso es poner los cuidados en el centro y no tener miedo a que la relación entre la vida y el trabajo cambie".
Dice Baena que eso no está pasando, que la sociedad no está preparada y que se están planteando debates que tendrían que venir después. "Luego hablamos de la jornada de cuatro días. ¿Pero eso qué chorrada es? Quiero decir, claro que me parece fenomenal como proyecto político a futuro. Ojalá lleguemos ahí. Esto es como "no necesitamos las cuotas", pues necesitamos las cuotas hasta llegar a la paridad, pues necesitamos flexibilidad, teletrabajo, para llegar a una jornada de cuatro días. Lo que no podemos pretender tampoco es que no vamos a trabajar un día, pero nos cuatro días que trabajemos de sol a sol".
Los empresarios, dice, no tienen excusa porque ella lo es y pone en práctica lo que predica. "Más del 90% del tejido empresarial en España son pymes o micro pymes. O sea, yo lo estoy viviendo y lo practico a diario. El ser flexible, tener un equipo, el no tener jornadas estancas de inicio a fin, sino que cada uno se pueda organizar, porque la conciliación de verdad es la escucha activa, son las necesidades de cada persona, porque tú puedes tener unas necesidades, yo otras, pero es el trabajar juntos por un proyecto común. Y esto que parece muy utópico, yo te digo que es real y que se puede. Y cuando nos enfrentamos al libro blanco del teletrabajo, siempre se ve que la barrera no es el miedo a perder productividad, es la falta de confianza de los líderes y de los empresarios de este país". Para eso, sostiene, hay que formar a los mandos intermedios.
¿Está bien planteada la equiparación de los permisos de paternidad y maternidad? Responde Baena: "Es fundamental como palanca de cambio aquí en las políticas públicas que se tienen que aprobar. Siempre, siempre, siempre tiene que haber palancas de cambio, como son las cuotas, como son los permisos igualitarios de maternidad y paternidad. Son necesarias para llegar a la igualdad que queremos. No partimos desde un mismo lugar. Las mujeres y los hombres necesitamos que los hombres se responsabilicen y practiquen la conciliación y los cuidados por derecho, no por obligación, porque quieren, pero eso todavía no va a llegar. Entonces eso fue una medida fundamental". Dice que Baena que el objetivo es luchar por unos permisos de maternidad más largos, mínimo los seis meses, tal como recomienda la OMS.
Junto a ese sentimiento, el de la culpa. "Nos sentimos culpable por todo. Hay un juicio externo que muchas veces no es externo, sino que es interno. Yo creo que la mayor culpa es cuando tú te das cuenta de que no vas a ser esa madre que creías que ibas a ser".
La conversación se va dirigiendo en ese momento hacia el papel que juegan ellos. Ellos, en la empresa. Ellos, en casa. Ellos, en sus entornos. "Siempre hay una mujer que levanta la mano y dice 'claro, ¿cómo no voy a renunciar yo si yo gano dos y él gana tres?'". Porque las renuncias y los cuidados, dice Baena, siguen siendo femeninos. "Seguimos cargando nosotras muchísimo con la mochila, somos las que renunciamos. Esto no sólo es por una falta de perspectiva de género. Las políticas públicas no solo es por una falta de compromiso de las empresas y de las instituciones, sino también es una parte cultural y de educación. Somos la generación puente que tenemos que dar ese ejemplo para que nuestras hijas y nuestros hijos vean que realmente la corresponsabilidad es de ellos y de ellas. Y ahí nos va a costar todavía, porque nosotras luchamos mucho con la culpa, luchamos mucho con esa creencia de sentirnos malamadre, entonces eso nos cuesta mucho".
Hay cambios, aunque no son suficientes. "Los hombres sí que están dando un paso y hay más hombres en el parque, hay más hombres bañando a los niños, hay más hombres en los supermercados, pero no hay más hombres en los grupos de WhatsApp del colegio, un 8% sólo de hombres. No hay más hombres con los requerimientos de las escuelas. No hay más hombres que lleven el cuaderno de vacunación de los niños. Toda esa parte sigue costando y es un cambio generacional en el que prima mucho la educación, en el que prima sentarse y hablar y realmente llegar a un acuerdo".
Para eso es crucial la figura del hombre corresponsable. "En los cuidados se ve un cambio hacia ese padre y ese hombre corresponsable, que sería el que realmente hace equipo tanto en el hogar como en la carrera profesional. Y ahí me gusta mucho lo que dice mi amigo Octavio Salazar, que es un gran feminista, que hay que romper los silencios cómplices". ¿Qué es el silencio cómplice? "Los hombres que realmente están comprometidos con todo esto y con los que hablamos el mismo idioma y que realmente lucháis por la mujer y por los derechos de la mujer y sabéis que necesitamos esa discriminación positiva y que entendéis palancas de cambio, tenéis que romper el silencio cómplice de los grupos de WhatsApp, en la caña con los amigos, en los partidos de fútbol, en destapar y reconocer que sois cuidadores y que lo hacéis porque queréis y que eso también reporta satisfacción. Porque esa parte es fundamental y esa parte no la encontramos, cuesta muchísimo".
Se establece, por tanto, una separación entre los espacios públicos y privados. "Al final la parte seguramente social, empresarial, política, pública, la hacéis bien porque también os interesa y tenéis que estar ahí. ¿Y quién no quiere decidir y ponerse la medalla de feminista? ¿Y quién no quiere decir 'oye, pues yo a esta mujer de mi equipo, que tenía un problema porque tenía niños y le he dicho quédate en tu casa' y has escuchado los aplausos ante esa decisión, pero luego en casa no das el paso sobre toda esa carga mental". Y pone Baena un ejemplo. El suyo. El de su pareja. "Estoy aquí hoy contigo porque él está con mis tres niñas y hemos trabajado la pareja para que ahora, cuando yo viaje, cuando vuelva no sea eso una batalla campal, sino que todo esté como si yo estuviera, como si él estuviera. Y en esa parte nosotros lo hablamos mucho. Al final, una cosa fundamental en la pareja yo creo hoy en día, y es cuidar, es cuidar que el padre cuide no solo a los hijos y a las hijas, sino también a la pareja".
En ese diálogo, sale un verbo fundamental: delegar. Saber delegar. "Siempre sale como obstáculo de las mujeres que nos cuesta mucho delegar. No pueden hacerlo igual que nosotras. Y las malasmadres tenemos que bajar la exigencia. Nos hemos creído superwoman. No somos superwoman, nos lo creemos y se lo imponemos también a la pareja".
¿Es de malamadre pensar en alguna ocasión algo malo de tu hijo? "Claro que es de malamadre, pero es lo más sano del mundo y lo más necesario, lo hacemos todas. Es constante. Yo digo que la maternidad es un poco bipolar teniendo en cuenta que la salud mental nos importa mucho, pero ese sentimiento, un poco de amor y culpa, amor y odio, cansancio del amor infinito al cansancio extremo. Y estamos todo el rato ahí, como con ese sentimiento contradictorio que te mueve por la maternidad todo el rato. Piensas que te van a poner el niño en tus brazos y te vas a enamorar directamente y no, esto también va de sacrificio, de sufrimiento, de querer huir, de querer malamadrear y de muchas veces que no te gusten tus hijos, sobre todo cuando llega la adolescencia. Es tu peor momento ese. Mi hija mayor tiene 11 años y digo a la vez como ya no me escuchan y a veces me cae mal".
Cuando Baena mira al futuro, a la sociedad en la que vivirán sus hijas, le preocupa que las jóvenes de hoy no quieran ser madres porque no se hayan solucionado los obstáculos que se intentan eliminar hoy. "Muchas de ellas dicen claramente que no quieren ser madres. Y eso me preocupa. Me preocupa porque realmente no está avanzando. Las niñas que vienen, sobre todo ellas, están súper empoderadas, lo tienen clarísimo y a mí me da miedo que se sigan encontrando con esos problemas porque no llevemos rápido el cambio, la evolución social, la necesidad de legislar políticamente, medidas que le pongan el panorama mucho más fácil. Entonces, bueno, me da sensación que nos va a costar un poquito más, pero que por lo menos ellas ya saben mucho más que nosotras y, sobre todo, que cuando se sientan mal, cuando llegue la maternidad, no se sientan tan mala madre, no se sientan tan culpables"
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Víctor M. Olazábal
Subdirector de Hora 25. Antes fue corresponsal en India para diversos medios españoles. Especializado...