El colmo
El colmo es que ni tan siquiera se organizan ya correctamente las operaciones de rescate de las lanchas a punto de naufragar. Ni ese mínimo rasgo de vergüenza nos queda
Madrid
El gobernador de Calabria lo ha dicho con claridad: en el fondo, los naufragios y los ahogados frente a nuestras costas nos dejan perfectamente indiferentes. La emoción del instante dura eso, un instante y pocas horas después nadie quiere hablar de lo ocurrido. Sobre todo porque está bastante claro cómo se podría evitar: bastaría con ponerse de acuerdo para establecer unas rutas seguras de migración, un sistema de llegada legal de emigrantes. Pero la Unión Europea lleva años intentando llegar a algún acuerdo de ese tipo con evidente fracaso.
La llegada de migrantes (por mucho que todo el mundo sepa que vienen porque hace falta mano de obra barata) es uno de los temas favoritos de los populismos de extrema derecha y nadie quiere dejarles espacio, así que la Unión, el Parlamento Europeo, los parlamentos nacionales, todo el mundo se hace el loco y se van dejando pasar los años y los naufragios y los ahogados. Esta vez llegarán fácilmente a los cien, cien cuerpos, entre ellos decenas de niños, en las playas de Calabria. El colmo es que ni tan siquiera se organizan ya correctamente las operaciones de rescate de las lanchas a punto de naufragar. Ni ese mínimo rasgo de vergüenza nos queda.
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Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL PAÍS'. Actualmente firma columnas en este diario y publica...