Gente
"Y estoy convencido de que ayer mucha gente de bien se puso mala al sentirse utilizada como arma arrojadiza por gente tan principal"
Madrid
Alberto Núñez Feijóo dijo ayer a Pedro Sánchez que "no moleste a la gente de bien" y hoy la palabra gente está en boca de mucha gente. Un término que nos llegó del latín, que se documenta en castellano desde sus orígenes hace diez siglos y que nombra hoy tanto a una pluralidad de personas como a un individuo, y tanto a una clase social como a la familia propia. Gracias a estas cuatro acepciones alguien podría afirmar de un individuo que "la gente dice que es buena gente porque su gente es gente del pueblo".
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Es una palabra curiosa porque, aunque en singular denomina ya a una pluralidad de personas, puede usarse también en plural para hablar indistintamente de la gente o de las gentes. Y también lo es porque solo ha generado derivados despectivos con los que referirnos a la gente ruin y despreciable llamándola gentuza o gentecilla. Pero la buena gente anda huérfana de sustantivos. Por cierto, mucha gente se habrá vuelto loca hoy buscando la locución feijjooniana “gente de bien”, que durante tres siglos y hasta 1992 estuvo entre las múltiples acepciones de la palabra gente. Algún académico decidió trasladarla en 2001 de la g de gente a la b de bien y ahí encontramos que alguien “de bien” es una persona “honrada, de buen proceder”. Y estoy convencido de que ayer mucha gente de bien se puso mala al sentirse utilizada como arma arrojadiza por gente tan principal.
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