Suprimir palabras
Pone los pelos de punta que se decida suprimir palabras de cuajo porque puedan molestar a alguien
Suprimir palabras
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Madrid
La cultura de la cancelación, dispuesta a suprimir todo aquello que le pueda parecer ofensivo o no inclusivo en la literatura y las artes, ha dado un nuevo y estúpido paso. Una editorial británica llamada 'Puffin Books' acaba de reescribir algunos de los libros de uno de los autores más famosos de literatura infantil y juvenil, el británico Roald Dahl, que escribió entre otros 'Charlie y la fábrica de chocolate', llevada también al cine, o la maravillosa Matilda, la niña de cinco años, ávida lectora, que tiene poderes con los que fastidiar a una profesora cruel. Los partidarios del lenguaje inclusivo decidieron, por ejemplo, que Dahl no debía escribir que un niño estaba gordo, así que han cambiado la palabra por “enorme·”.
Y Matilda ya no lee a Joseph Conrad, sino a Jane Austen, por eso de la inclusión. Dahl, que fue muy irreverente, debe estar revolviéndose en su tumba, pero quienes deberían estar realmente avergonzados son los responsables de esa editorial y los herederos del escritor que han consentido semejante estupidez. En España la obra de Dahl está publicada por Alfaguara Infantil y Juvenil. Guarden sus libros, los originales, como oro en paño, no vaya a ser resulten los últimos que de verdad escribió Dahl. Pone los pelos de punta que se decida suprimir palabras de cuajo porque puedan molestar a alguien.
Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL PAÍS'. Actualmente firma columnas en este diario y publica...