Radio

Madrid

En 1924 nació la "estación radiodifusora" Radio Barcelona. En aquel mes de noviembre ya estaba en imprenta la edición del diccionario de 1925, en el que estaba la palabra radio, sí, pero para definir un hueso, una parte de la rueda o un "metal rarísimo" descubierto por el matrimonio Curie... También estaban radiotelefonía y radiorreceptor, sí, pero para nombrar un medio de transmisión, no de comunicación. Fue en 1936, cuando el diccionario recogió ya la palabra radiodifusión para nombrar específicamente la emisión radiotelefónica "destinada al público". Y con ella llegaron también al diccionario los radioescuchas y radioyentes.

Aquel medio de comunicación, el más moderno conocido hasta entonces, se fue extendiendo al tiempo que los radioyentes lo acortaron cariñosamente. Y desde 1947, los académicos recogieron la palabra radio para nombrar tanto la radiodifusión como el aparato receptor de sus contenidos. También llegó el verbo retransmitir, el sustantivo retransmisión y la nueva profesión de locutor. Más tarde, en 1956, llegaría el radiofonista, y en 1970, los transistores...

Con la llegada de la televisión, los académicos se olvidaron un poco de la radio. Solo así se explica que las radionovelas llegaran al diccionario en 1992, cuando las radionovelas habían desaparecido prácticamente de la radio. Esperemos que no tarden tanto en recoger la palabra pódcast, por ejemplo, o en incluir una nueva acepción a la palabra oyente que recoja la apócope con el que nos referimos, desde hace décadas, a nuestros radioescuchas o radioyentes.